La procesión va por dentro

Aunque ponga buena cara
la procesión va por dentro,
y se me escapa un lamento:
el dolor es una tara.

La vida se paga cara
y hay que caminar con tiento,
a caballo entre el tormento
y la angustia que no para.

Si esa procesión saliera
abandonando mi ser
para no volver jamás

quizás ser feliz pudiera
y, recobrando el placer,
dejar lo sufrido atrás.







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Y son nuestras creencias las que nos impulsan hacia adelante. Un beso, Eratalia.

 

En resumen, este poema nos invita a reflexionar sobre la dualidad de la experiencia humana, la lucha entre lo que se muestra y lo que realmente se siente. Al igual que muchos, el hablante anhela liberarse de sus cargas emocionales, sugiriendo que la verdadera felicidad puede depender de la capacidad de dejar ir lo que duele y abrirse a nuevas posibilidades de vida.

Excelente,
Saludos cordiales

 

Gracias, Alde, por venir a leer y comentar.
Al mal tiempo buena cara, dice un refrán popular. Y también un poema que escribí hace tiempo y que por ahí estará.

Un saludo cordial.

 

Aunque el tema es serio, se te me has adelantado, je, je. Recibí ese mismo WhatsApp hace unos días y me hizo mucha gracia por certero y por demás.
Menudo sonetillo te has marcado.
Un saludote, Eratalia, procesionando por casa... como siempre.

 

O los empellones que te da la vida.
Gracias por venir.
Abrazos.

 

Muchas gracias, Rosa, por haber dejado este elaborado resumen de mi poema.
Saludos.

 

Por supuesto que es así.
Gracias por pasar, Marcos.
Un saludo.