Ya nada es absurdo.

Tocando mi dilema
dejaste expresara este verso
que a mi boca,
sin saber pronunciar lo incierto
placer y placer es algo concreto.
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Hallaste
delicada parte de la flor
vertida en agua,
agua pura de cristalinas salpicaduras
que emergieron de mis secretos profundos.
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No, no creo, ni debo decirte
que todo el placer de las manos
al pasar mis capítulos,
fui presa inmersa del éxtasis.
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Y allí estábamos
en el momento del regocijo.
Una espera desesperada por alcanzar
lo que le llaman "gloria"
desde la misma cama.
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Justo después de respirar amores,
de tomar tu bastón fuerte de caballero enaltecido,
pude ver tus dos planetas dentro de tu bolsillo
justo a cada lado de tu cetro que hice todo mío.
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¡Oh Dios!
Ya nada es absurdo.
Ni tu golpetear victorioso
que destrozó mil veces mi orgullo
cada vez que entraba por mis puertas
aplastando contra mí
tus gemelos mundos.
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