Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

Cuando una palabra alada
planea en un sentimiento,
me policroma el momento,
y una sonrisa arrojada
disipa cualquier tormento.​

 

La hipocondria es un tormento
pues los sintomas son reales
la víctima sufre males
debido al convencimiento
los consejos son banales

 

Solo son cosas banales
cuando brinda un comentario
sin mesura, estrafalario,
¡de flatulencias mentales!,
lo que Trump regala a diario.​

 

Todo apunto en mi diario
de interes no digo nada
mas prevengo la celada
de mi recordar precario
por la memoria enredada

 

La política enredada
hoy por hoy no es espejismo
se habla siempre de lo mismo
y nunca se acuerda nada
porque prima el intrusismo

 

Lo acusaron de intrusismo
Sin estar calificado
ejerció como abogado
habló muy bien de sí mismo
lo expulsaron del juzgado

Arreglado, gracias

 

el

El último es de nueve.

 

Lo llevaron al juzgado
por delincuente común
y allí, cuando hubo llegado
no le han hecho caso aún
y allí sigue, cabreado.

 

Todo el tiempo cabreado
desde el día en que nació
y que culpa tengo yo
de trabajar a su lado
si nadie me preguntó.

 

Pi, el primero es de nueve.

 

Alguien me preguntó,
"¿cuántos pares son tres botas?",
un tipo rompepelotas
que quien narra no aguantó.
Lo corrí con palabrotas.​

 

Si tú dices palabrotas
no resultan ser muy grandes
cuatro sílabas si notas
y si solo las rebotas
mejor será no te mandes.​

 

A callar tú no me mandes
porque pierdo los estribos
son momentos decisivos
no me importa por donde andes
no pagaré tus recibos

 

Me han llegado unos recibos
de los gastos de mi amante
y yo le dije, adelante
y me subí a los estribos
cuando vi todo el montante.

 

Empuñaba aquel montante
que el museo allí exponía
y a turistas les decía
versos de lo más galante;
qué trabajo que tenía.​

 

No lo tengo, lo tenía
alguien lo tomó prestado
cuando yo no lo veía
seré muy afortunado
si lo devuelve algún día.