La finitud no se percibirá

Así como el inicio de todo,
todo final no se podrá relatar,

espectadores,
de una ambivalencia universal,

¿vivir muriendo?

compleja es la manera
que encuentra siempre la vida
para autoresponderse,

¿morir viviendo?

los cuerpos, tienden a degradar conciencias,
y las esencias de las almas,
también se perciben,

caerán nuevas luces,
en los cauces
que más sueños materializan,

pues,
todos necesitamos una guía,

cuando se pierden estrellas,
y las promesas colapsan,

cuando las alturas, son nuevas profundidades,

nos vemos obligados a caer, iluminando,

como cae la lluvia,

sin esperanza de resolver,

lo que la sequía desencadena.

 

Este poema es una meditación lírica sobre la paradoja de la existencia, donde vivir y morir se entrelazan en una danza constante. Reflexiona sobre la fragilidad de la conciencia y la persistencia del alma en un mundo donde las certezas se desvanecen. Al final, sugiere que incluso en la caída —como la lluvia que desciende sin resolver la sequía— hay una forma de luz, una guía que se revela en medio de la pérdida. Así, la vida no ofrece respuestas definitivas, pero sí invita a seguir caminando, iluminando desde la vulnerabilidad.

Saludos cordiales