Título: Te veo desnuda

Siempre te veo desnuda
sobre el lecho donde sueño deshojar tus pétalos.
Sueños intactos en la sombra de un deseo
y aunque anhelo la dulce raíz que brota de tu suelo
no escucho nunca tu voz apagándose,
cuán leve gemido, en mi oído.

Siempre te imagino tejiendo ilusiones
donde se quiebra el deseo, en un instante ido,
fugaz como una voz temblorosa en albos pensamientos,
en la lengua de los valles, entre susurros de tierra
relegados a la soledad del tiempo,
eres la libertad envuelta en grieta de verso.

Conviertes un ancho amor en un placer estrecho,
mi voz se aferra a antiguas verdades
entre sombras de hojas caídas y gemidos sin aurora
en el roce sutil del anhelo.

Desvanecido el fruto del ayer,
la tierra abraza lo que fue,
una hoja nueva se estira y dilata,
la luz se filtra entre las heridas
y el roce del viento
transforma el dolor en canto de bosque
ahuyentando los pasos ancianos
de este prado tan lleno de suelo olvidado.