Verso XXVI

Debes saber
cómo te pienso
cuando camino despacio,
para no llegar a olvidarte.

Cómo me muerdo el alma
para no escribir tu nombre
en cada sombra larga
que a veces deja la tarde.

No pidas mi boca,
como yo no pido promesas.
Solo quiero grabar en mi mente
esa forma tuya
de callar cuando me miras
más de lo debido.

Cuando te rocen estos versos,
mézclalos con la palabra que me diste.
Entonces bébelos,
respirando hondo.
Respirando… la nada.

Sé que no me amabas.

Pero tuvimos la certeza:
Supimos esperarnos.
Con las manos quietas
…y el pecho en llamas.