Seremos, solo cuando

Muerte risueña,
muerte ilusoria,

sueña con las vidas
que aún no sufren,

muerte sintiente,
muerte consciente,

siembra en cada herida,
una posible redención,

renacimiento de cuestiones efímeras,

parecen, en las manos adecuadas,
nunca perecer,

fenecen, las ideas de todo dios,

al conocer nuestras propias bendiciones,

serán nuestras palmas, parca,

cuando razonemos
con la firmeza del silencio,

cuando nos mezclemos
con la esencia de la soledad.

 

El poema presenta a la muerte no como un final absoluto, sino como un misterio que se entrelaza con la vida y el pensamiento humano. Ella aparece risueña e ilusoria, capaz de soñar y de sentir, de abrir heridas pero también de ofrecer en ellas la semilla de una redención. Las realidades efímeras, en las manos del ser consciente, pueden alcanzar una permanencia inesperada. Frente a la fragilidad de las creencias y las imágenes de lo divino, se alza la capacidad humana de reconocer sus propias bendiciones. Así, la muerte se convierte en un espejo de nuestra existencia: nos recuerda que la verdadera trascendencia surge cuando aprendemos a razonar en el silencio y a fundirnos con la soledad, donde la vida y la muerte se confunden en una misma esencia.

Saludos Cordiales