Felicidad

La felicidad, ese mito burgués

Moneda extinta, ceniza sin fe,
ya no se compra, ni vale. ¿por qué?.
Se pasea altiva por salas brillantes,
donde nunca llueve el polvo de antes.

Yo la vi una vez, con ropas gastadas,
perfume vencido, promesas prestadas.
Hablaba de sueños con voz de rutina,
como quien recita: carta, fe y doctrina.

El mundo la aplaude con manos ajenas,
repite sus muertos, reza con cadenas;
y espera del eco, vacío y marchito,
un poco de sentido, un soplo infinito.

Mas di a tu sombra: ¿Quién nombra el olvido,
si todo camino yace destruido?
Bajo nuestros pasos, ruina tras ruina,
canta el polvo viejo su canción divina.

La alegría —impostora— tal vez se derrama
en tumbas de papel, en letras sin llama.
Yo sangro en sus hojas, me niego al consuelo,
verso tras verso me arranco del suelo.

Algunos persiguen virtud luminosa;
yo busco el tabaco, mi calma ociosa,
y un sorbo de noche, silencio curtido,
lejos de las voces del coro fingido.

Felicidad. ¡Que se la queden!
con sus retratos de engaño.
Prefiero el rincón de los desengaños,
con copa a medias,
la sombra en la piel,
y esta pluma abierta desafiando al cielo,
con un sorbo amargo,
y mi sombra en duelo.

 

Gracias Alde por la lectura
Te comento, lo que intento explorar en este poema no es la negación de toda forma de alegría, sino la crítica a su uso como consigna social: esa felicidad maquillada, decorativa, que se impone como norma sin atender al trasfondo de ruina o vacío que muchos viven en silencio.

Hay una violencia sutil en la obligación de estar bien, en el tener que "seguir siendo felices" para encajar.

Mi poema es un acto de resistencia frente a esa imposición.

Escribir desde la sombra, desde el escombro emocional, también puede ser una forma de amor —pero uno que no necesita disfrazarse de luz para tener valor.

 

Pequeños instantes...
cuando el cuello es mordido
y se desangra la lujuria..
mientras las gotas saltan
hacia los hombros envueltos
en alas de mariposas...

La escena bien queda inmortalizada
en los ojos expectadores...
aunque solo fuera un instante
...
un efímero instante
que quema la piel...

Me gustó el poema, que da para muchas lectura no lineales ni literales.

Gracias por compartir.

 

El contexto... siempre el contexto.

Acá bien puedo expresar que quiero matar a mi compañera de cama...
y salpicar de sangre cada tela
y atar sus manos mientras mis labios la torturan
mordiendo cada espacio sensible de su ser...
...
El contexto... del foro de poemas góticos.

Saludos cordiales Alde.

 

Hola, acabo de releer estas respuestas y sin duda aquí hay un debate fascinante.

Alde, la distinción que haces es muy valiosa: experimentar amor, momentos de plenitud o alegría auténtica es algo real y necesario. Como expliqué en mi primer comentario, lo que este poema critica no es esa experiencia genuina, sino la felicidad como mandato, como performance social que nos exige sonreír mientras nos derrumbamos por dentro.

Creo que ahí está precisamente la trampa: en esa obligación. Porque cuando la felicidad se vuelve imperativo, deja de ser experiencia libre y se convierte en cadena.

Mi estimado dragon_ecu, tu experimento retórico es brillante. "El contexto... siempre el contexto." Exacto. En este foro podemos escribir sobre matar, sangre, tortura erótica, y se entiende como poesía, como exploración de lo oscuro. Ese es precisamente el espacio que me agrada: donde se puede habitar nuestras sombras sin tener que justificarlas con la luz.

Tu poema sobre ese "efímero instante que quema la piel" responde al mío desde dentro del mismo territorio: lo transitorio, lo que arde, lo que no se disfraza. Me gusta esa complicidad.

Aclaración con copa de Absenta en la mano: Escribo desde "el rincón de los desengaños con mi sombra en duelo" —es afirmación de una vida más honesta, que no necesita maquillarse.

Un abrazo desde las sombras.

P.D.: Mis disculpas a ambos por no haber respondido antes con la atención debida; recién hoy pude detenerme a leerlos con la calma que merecen.

 

Recibo el abrazo
extendiendo mis manos
para tomar de las tuyas la copa
de la absenta que reboza
consuelo y memoria...
ficción e historia...

Un sabor de anís mezclado
con menta amarga de ajenjo
recorre entre pecho y espalda
mientras el corazón ladea...

Siento que mi quilla escora
hacia la flexión de tus penas
buscando robar una perla
que en tus ojos se borda...

¿Puedes regalarme una sonrisa
aunque esta parezca forzada?
que verte triste me mata...
y tu alegría es una brisa...

Continuará... si es aquí lo deseas...

 

No fuerces la alegría;
basta un sorbo de tristeza
ardiendo lento.

Que sigan las letras,
sin prisa,
como humo que juega
y olvida la botella.

 

A la noche le sigue el día
y a la acción la pereza
del soplido junto al viento

Pero no importan metas
sino contienen risas
que sacudan cada lengua
en una cara... ehhhh... como esta

 

La risa… también es máscara,
y sin embargo basta, a veces,
para que la noche no devore
del todo al corazón cansado.



Aun así…
apuesto por ese humo,
ese que vaga sin dueño,
ese que nunca pide permiso,
ni al aire cansado,
ni al día que muere.