Quintillas quincalleras quizás quemen quilos

La “intención del monedero”
es una forma de vida
que suele ser aplaudida
en círculos de dinero.
Yo no soy de esa partida.​

 

Tras años de su partida
veo lo ciego que estuve
pues me ha partido la vida,
no aproveché lo que tuve
y hoy no encuentro salida.

 

Buen nueve ese de "salida",
casi un centrodelantero
anfibráquico y bien fiero,
un "Eneas" a medida
y del tipo que prefiero.
​

Va con buena onda, Bernardo, pero creo que tu verso de cierre es de nueve.

 

Llevas razón, lo cambio por “ y hoy no encuentro la salida”. Por cierto tu quintilla muy ocurrente y original. Saludos.

 

¿Y si hacemos sinalefa ternaria con
" y hoy"? Sería heptasílabo.

 

Pues entonces lo concluimos con:
“Y hoy no encuentro la salida”…y todos contentos. ! Si la vida fuera tan fácil!
Saludos. Bernardo de Valbuena.

 

A la izquierda soy un cero,
antes estoy que el primero
de los datos cardinales
y, si es cierto que me esmero,
no me admiten los mortales.

 

Son muy raros animales
todos los versos de nueve.
Jamás me son señoriales.
El de Neruda conmueve
y los míos son fatales.​

Te ha quedado uno de nueve dos o tres quintillas atrás, Pi (ese "si no puedo ser el primero").

 

Hay días que son fatales
si me miras de reojo
yo me acobardo, me encojo
porque te temo a raudales
y entre amigos, me sonrojo.

 

Me trató como a un despojo
sin saber nada de mí
por eso le sonreí
antes de ponerle rojo
hablándole más de tí.

 

Esta pluma está vacía
de númenes juguetones.
Tendré, solo con mis dones,
que trazar mi tontería
sin causarles emociones.​

 

Contengo mis emociones
porque a mi novia la quiero,
hoy me voy de vacaciones
y con respeto yo espero
que me de sus bendiciones.

 

Me dieron sus bendiciones
mis muy cuestionables suegros.
Me provocan emociones
y sentimientos muy negros
con sus negras intenciones.​

 

Serån malas intenciones,
mas déjalos opinar
y olvida sus pretensiones .
Puedes hacerlos callar
con tus graciosas canciones.

 

Entonces, entre canciones,
con sugestivas payadas,
me burlaré de pavadas
que me brindan a montones
y críticas despiadadas.​

 

Le dieron varias patadas,
le entraron con mala saña,
sufrió de golpes y caña
pero no han sido olvidadas
sus dotes y especial maña.

 

Cyrano, Pi: recuerden que en las quintillas, debemos tomar la última palabra de la última quintilla para responder.

 

Resultaron despiadadas
las voces que les recuerdo
y que, con el tiempo, pierdo
pues fueron malditas hadas
las que me estimaron cuerdo.

 

Existe el loco más cuerdo,
el que bien disfruta en vida.
Cuando sea la partida,
un poco más que recuerdo
llevará en su despedida.​

 

Ya estaba en la despedida
de la dichosa quintilla,
pero me doy por vencida,
por quererla bien vestida
ella ha perdido su silla.

 

¡Perdió su silla!
La muy canalla
está en Sevilla
y una rondalla
cuenta la pilla.​

 

Corre mucho que te pilla
y hasta se te cae la hebilla;
te confundes en el reto:
No es el lugar del terceto
solo hay liras en tropilla.

 

Es de un pelo* la tropilla,
siempre atenta a mi cencerro.
Ya lo dijo Martín Fierro:
al gaucho, una buena silla
lo consuela en el destierro.
​

Una "buena silla", en jerga gauchesca, es un buen caballo. No, no recuerdo que Martín Fierro haya dicho eso, pero había que rimar.

Tropilla:
a. ǁ ~ de un pelo. f. Ar, Ur. Tropilla de caballos del mismo pelaje. rur. (diccionario de americanismos, https://www.asale.org/damer/tropilla)

 

Lo conforta en el destierro
un buen pingo, no el encierro
para correr por la pampa
hasta que la luna acampa,
entre estrellas sobre el cerro.