Antiguos latidos

Antiguos latidos
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Si en tus brazos me acunas dulcemente
los segundos emprenden suave vuelo,
me alejan de la tierra y de su duelo
trayendo el paraíso a mi presente.

Y acuden mil recuerdos a mi mente
con antiguos latidos que, en su celo,
arropan a mi alma con anhelo
de hacer vibrar las ondas de mi fuente.

Todo me sabe, entonces, a verbena,
a noches de verano y luna llena,
a tu nombre irrumpiendo entre las olas

de un mar de trigos, flores y aureolas
con nuestros cuerpos juntos en la arena
mientras beso tu piel de luz morena.



Lomafresquita (Isabel Camacho)

 

Casi que ya no entro al portal, pero qué hermoso es volver a leerte en poemas que me identifican y me hacen sentir que las cosas buenas siempre tendrán más poder.
El corazón tiene una memoria activa y luminosa que en tus manos se vuelve especial.
Te dejo un gran abrazo y mi admiración de siempre.

 

Querida Isabel, permíteme que te comente como lo hago, porque sigo creyendo que en un sitio para la poesía, ésta es lo que más importa, puede que me esté convirtiendo en un dinosaurio. pero, al igual que tu poema, esos antiguos latidos, en este caso antiguos recuerdos, siguen latiendo en mi, desde que esto era una familia.

Sabes que se te quiere.

Dulce, melodiosa y grande
tan menudilla Isabel;
canela en rama andaluza,
fiel amante del querer;
la que bien tira palante
por delante de sus pies.

Pasándose van los años
con las modas a su vez
y el arrebol de tu firma
es de tu boca el clavel.

Fresquitaloma del valle,
¡De brotes verdes también!
que no te cambie la vida
lo que se siente sin ver,
el corazón limpio y puro
que en tus letras encontré.
•
Dulce, melodiosa y grande,
¡Sultana siempre! Isabel.
~•~
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... Y yastá.
Dos requetemuáks grandes en cada láo.

 

Querida Isabel, es dulce y sensual tu soneto. Ha sido un placer leerte. Un beso.