En esta noche fresca de invierno

En esta noche de invierno
donde el frío me intenta calar
hasta lo más profundo de mi tuétano,
salgo a pasear y es un decir
en compañía de mi perrita,
para que disfrute de libertad
y pueda hacer las necesidades propias
cerca de los jardines que rodean mi casa,
en esta fresca noche como tantas
me cuesta la vida y otras cosas
arrancarme de la poltrona de mi estancia
pero pronto se me cambia el ánimo
pues apenas me abrigo, Michi
se pone alerta percatándose
de todos mis gestos
y cuando me pongo los zapatos
da un brinco arrebatado
dándome prisas para poder gozar
con su caminaito, sus meaítos y otras acechanzas,
por último casi siempre damos
unas pequeñas carreras entre los jardines
para gozarlas ellas y yo rebajar
el frío que me intenta morder
con dientes de aguja
hasta lo más profundo,
pero en esta fresca noche
recién caídas las primeras lluvias
da un año de sequía
me cercioro que las plantas
como agradecidas se agigantan
a mi paso y penetran
por mis ojos hasta las entrañas
introduciéndome en un mundo
que por cotidiano me pasa desapercibido,
mientras Michi retoza con algarabía
bajo la luz de la luna,
desaparece de mi soporte el frío
transportado por las plantas
me sumerjo en sensaciones
que aunque no me son extrañas
tengo la desgracia de hacerlas rutinarias,
atrapado gozo extasiado
el verdor y la majestuosidad
de una belleza indescriptible
que me envuelve y canta,
subyugado me encamino a mi casa
pero antes de abrir la puerta
doy la vuelta y quedo
reconozco a mis plantas
con mi mirada absorbo sus fragancias
ésas que por amables y cotidianas
hacen que mi desagradecido espectro
las ignore con indiferencia
demasiadas noches rutinarias,
pero hoy con este silencio que susurra
las canciones que mis cercanas amigas
me lanzan, bajo esta luna de mañanas
les voy pidiendo perdón
al paso de cada una de ellas
dándoles las gracias
por todas las desinteresadas caricias
y atenciones que desde sus savias
lanzan hasta el fulgor de mi alma,
en casa, acomodándome nuevamente
en mi calentica estancia
hago votos de no volver a humillar
con mi cruel indiferencia
todas las vidas entregadas y bellas
que se desviven por favorecer
mi fugaz existencia,
ésas que sólo echamos de menos
cuando nos faltan
porque nunca las tendremos,
nunca las hemos tenido o nos las arrebataron,
ya calentito voy cayendo sobre
mi dulce y cariñosa esposa,
mientras me acaricia con su belleza
anuncia una nueva vida
con un resplandor de luz
que le sale de las entrañas,
la miro con detenimiento
recordándome la sinfonía
de mis amadas plantas
y la elección aprendida.

 

muy lindos tus versos,placer leerte

 

Muchas gracias por tu atención.

 

Toda una historia narrada en estos versos. Muy interesante. Un placer leerte. Saludos.

 

Gracias, también es muy interesante tu poesía. Un cordial saludo.