Versos al libre albedrío.

Tallaje,
reviste el follaje de la condena
de este desaire amargo,
su ausencia.

Deletrea nuevas palabras, en mi nombre.
Y has de esta piel la madera
que una vez incendiada
piso cenizas
en su ladera.

Tallaje de seda y bambù,
tallaje que embiste las guaduas cilìndricas
que una vez vi disolveros en este cañaveral de pasiòn.

Tallaje que me recoge
desde el pìelago de mi bahìa,
Y me salva.

Tallaje que no es invenciòn
ni onìrico /fantasìa.
Aunque debo aceptarlo,
es como el nirvana.

Tallaje de seda y bambù,
regresa la poesìa a mis noches.
Y gràbame en la memoria al fin,
el papiro que debì hace tanto
succionar de sus labios...

Tallaje de seda y bambù.
Tallaje de agua,
vertiente que bogas mi madrugada

Gracias Dios,
por tí soy ateo.

Sólo estoy en la convicción
de saber existir
a quienes me dan su mano...¡

Sólo por saber
que mi realidad es una sola,
y de querer defenderla
a cómo de lugar.

Gracias Dios,
dia a dia muero y renazco
en mi ideología...
Y sólo creo en aquella mujer que me vio parir..

Gracias, por tí soy ateo.

Olvido que se lleva las arenas blancas
y sólo queda la bahía de mi cuerpo,

-desolada-.

Olvido que no espera para encrispar
las olas bravas
recostadas a la luz del faro.

-Mecidas entre aguas deprimentes-.

Olvido que es pujanza y remembranza,

-es mentira entonces
que todo caduca
al final del verso
o del amor siniestro.-

Olvido...,

Olvido que figura entre hojas
fantasmagóricas
que todo se lo llevan,

todo lo indagan
y chocan contra la pared blanca
que es nostalgia y presagio,

-presagio hacia una fé debilitada-.

Olvido,

olvido casi permanente
en mis labios color púrpura.

Olvido que es enajenación
y desesperanza.
Olvido que regresa en la tarde
para despositar en mí sus urnas,
buzón de mensajes al adiós.

Olvido,
oleaje de seda tan transparente.
bramido
de soles
que despiertan entre crisoles pardos,
faltos de ansiedad.


Olvido,

me vestirás...
​