CHAMANA.

Chamana

Ella se mueve , se contornea
con los pies descalzos
fundiéndose en el ropaje del Minotauro,
ella se enajena,
hay un paisaje en su rizado enrojecido cabello,
un amanecer en la mirada
y la miel entre sus carnosos labios.

No entiende el sur de sus ardores
porque es flama candente
misteriosa, silenciosa
como una gentil verde rama
trepando las paredes de la eternidad.

Cómo detener la prosaica indumentaria
que cubren su piel transparente
en los espejos del mar
y en las aguas de un manantial.

Cascada de velos flamean
en la cordillera de su costado
y se anidan en los huecos rosados
de sus mejillas mejicanas
pero es una romana batallando
las colinas de su enamorado Ser.

No, nadie detiene la sangre
mezclada entre sus venas,
las vidas melancólicas trascienden
las fronteras marmoladas,
espina dorsal de sus silencios.

Un grito en la pradera,
el sendero imaginario
pedestal de sus tormentas,
es ella revolviendo el universo
y las galaxias que destellan sus dedos
dirán que ha pasado un torbellino,
durazno maduro derramando la miel
y sus dulzores,
siempre esperando
transmutar toda su alquimia.​