18600

Cavilo sobre la acera

como si la misma fuera mi hogar,

piso el empedrado piedra por piedra

y bebo solo en el solar.


Me paro y me siento en la calle

cuando me apetece

mientras fumo el cigarro

pensando en to´ lo malo.


Pongo mi altavoz

y me pongo al Camarón,

luna, luna, luna,

que si vinieran los payos

harían de mi alcohol

papelones y largos multazos.


Canto en medio de la calle

como si nadie

a este demente mirase,

pero me absorben de Nacha

los cantos, el Waltz

de Shostakovich, la guitarra

de Atahualpa y más.


En realidad, me devoro a mí mismo,

me pongo nerviosa si he de elegir.

¡Déjame en paz cruel sino!

¡¿Qué quieren los querubines de mí?!

 

Entonces, tú no te decides.
Y como consecuencia, indecisión no es equilibrio.
Estás perdiendo el equilibrio, ¡ Insensato !
Declárate, aclárate, ¡ Esclarece !
Declárate Voz.





¡ Voz ! Sin Temor alguno. Eres la Voz, como Frank Sinatra. Al menos, inténtalo.