Abismo

Mudos planetas,

nos observan,

nudos enredan,

esta madeja.


Podría decirse,

en simple frase,

es algo muy triste,

el así contemplarse.


Sin la paz requerida,

para descanso decente,

un martillo acribilla,

al compás decadente.


A punto de estallar,

el cansancio rompe,

suave arrullo de mar,

y un latido uniforme.


Esto no dura mucho,

y cambia panorama,

algo de mal gusto,

voz aguda taladra.


Sin suficientes bases,

para atribuir tal gesto,

el compás se deshace,

por descortés elemento.


El incauto perpetrador,

no sabiendo del acecho,

y que tan nefasta acción,

merecía un escarmiento.


Nombre con todas sus letras,

dicho como en otro dialecto,

despierta hermano despierta,

sin celestial luz de manifiesto.


Rebuscando aire preciado,

como en el último intento,

hablando sin mover labios,

desobedecen rotos miembros.


Segundos una eternidad,

parece el final tan cerca,

la voz me vuelve a llamar,

y golpes que azotan puerta.


De pronto sonido insoportable,

como mil tambores en delirio,

el dedo acusador dice culpable,

y dicho caos me asegura castigo.


Deseando escapar del lecho,

huir aquella realidad deforme,

sin poder mover ni un dedo,

sigue procurando mi nombre.


Hermano debes despertar,

murmullo cual lamento,

a tientas en la oscuridad,

falla interruptor cerebro.


Y el entorno se mantuvo,

así por tiempo indefinido,

entre seca voz del verdugo,

y el anhelado abrazo divino.


Acaso el tálamo acogedor,

se ha vuelto una fría cámara,

cual purgatorio vengador,

reclamando atormentada anima.


Aun rodeándome de luces,

cerrando puertas y ventanas,

en un constante caer de bruces,

otros ojos miran alguien acompaña.


Pareciera estoy seccionado,

en varios entes diferentes,

y ocupan distintos planos,

mientras abate la fiebre.


Paranoia que arroja,

una soledad inmortal,

cierta persona me roba,

fuerza e ilusión de estar.


Tantas comodidades sin efecto,

cuando obscuridad por dentro,

abre sus alas y así devora lento,

se proclama rey de los misterios.


Perder la vacilante cordura,

dudar temer de uno mismo,

errada materialista estructura,

devorando a frágil organismo.


Cuantos universos nos observan y acechan,

realidades anidan laberintos rompiendo ritmos,

sin alguien a mi vera nadie consuela esta negra estrella,

recurrente viaje desquiciante imploro desde este abismo…

 

Intenso y delirante el despliegue de tus versos querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy