...Adiós

Inevitablemente...
todo llega a su fin...
"adiós, cariño"...
es todo lo que te puedo decir.

Aquella sonrisa que mi rostro sostenía,
la luz que desde la distancia me alumbraba
ahora se ha desvanecido...
Sólo queda la soledad de una estancia sombría,
sólo la angustia que asfixia mi esperanza quebrada
y que mi deshecho corazón por fin ha comprendido.

No se puede modificar el destino,
que, tornadizo e inestable,
trastoca mi vida, dejándome escrito
un desolador futuro de tristeza incalculable.
La ilusión que recogía era el testigo silencioso
de infinitas e inmortales pasiones,
de una promesa eterna, pero no era sino un pernicioso
espejismo de vanas emociones.

Millones de obstáculos nos separaban,
en contra nuestra el Mundo fluía,
aún así aceptamos romper los muros que aislaban
nuestras almas, pero el temor y la duda no se diluían.

Quisimos tolerar lo imposible,
aún así sabiendo que su corazón resultaría dañado
ante la realidad, fría e insensible,
que dejaría rota su voluntad y su cariño despedazado.

Cuanta crueldad...
las lágrimas caían
como bloques de metal cromado...
Ya no hay amor...sólo frialdad,
indiferencia, apatía
desligada de todo rastro de calor humano...
...Pero...
no puedo olvidar...
a esa flor...a mi jazmín...
no hago sino recordar
en esos momentos de afecto sin fin...

Odio esta vida...
quita, arranca, despoja sin compasión
instantes que pretendía guardar en mi corazón.
Instantes que se deben olvidar
para que el daño no perdure,
para que la herida no se acentúe,
...y que es preciso erradicar...

Ahora, mirando al suelo,
me repito esas estúpidas palabras
que en mí no hacen aflorar ningún consuelo.
Demasiado afligido estoy como para pensar en la esperanza,
demasiado negro veo mi entorno como para una luz atisbar...
demasiado se ha consumido el fervor que por mis venas circulaba,
demasiadas espinas hay arañando mi espíritu, que se desangra sin ese dolor poder sanar...

Se corroen mis entrañas...se cerrarán con suerte
mis párpados, se disolverán mis deseos...
Todo indica que estoy realizando con la Muerte
los primeros escarceos...

 

En lo que queda el amor: apatía y frialdad.

Un saludo.