Ajeno

Esta vez
los chalecos de vapor que ponen a andar los ojos en su trazo más completo,
no saben del vacío sujetado por las lianas de mi sueño,
ni cuando un piano toca los dedos flácidos del sol en su comienzo exonerado,
ni cuando las bocinas apagan el aliento de la niebla como árboles jugando en ese río
donde los abismos encierran al pájaro de las alas de piedra.

Apenas pueden recordar donde estuvieron los mares de llanto profundo
en que sostenías el pequeño abanico que existe detrás de la piel,
esa confusa tormenta de mariposas que acudió a los hospitales
mientras se hundían las cigarras debajo de la tierra
Y es en ese instante, cuando la sangre tiñe su crisol de fuego
como negros topacios recogidos de la ceniza, navegando los grumos de la noche
y tocando esta vela que entumece mi habitación.

Pero la bandada de estrellas que habita nuestro espacio más terrestre,
la honda calavera que nos dibuja desde el cuarto hasta la medula,
aún persigue el sendero de las casas abandonadas en que cayeron mis costados
y esa dulce maquinaria que apaga las tinieblas quedó olvidada sobre el verde,
sobre la húmeda soledad de la mañana que despierta a nuestras manos,
[FONT=Calibri]sobre un caballo de contorno cristalino que respira todo el aire.
[FONT=Calibri]
[FONT=Calibri]Y así estoy, desnudo, como una nube que transita los pulgares
[FONT=Calibri] donde la conformidad delata nuestra sombra más urgente
[FONT=Calibri]y los hombres prefieren apretarse la garganta. [/FONT][/FONT][/FONT][/FONT][/FONT]

 

Es un gran gusto poder disfrutar de tu poesía amigo...gracias!
Te abrazo con todo mi cariño...