Al Cigarro.

Tu presencia estilizada,
atractiva, convincente,
va sometiendo en sus redes:
al que aspira tu emoliente.​

Eres maldito, traidor,
sometes, sin darnos cuenta,
embriagas a quién se acerca:
no escuchas si se lamenta.​

Cigarro, humo, veneno,
te quisiera erradicar,
pero no tengo la fuerza:
no te he logrado alejar.​

El daño me lo he causado,
por confiarme en tus encantos,
trataré de revertir.
Tu solo traes quebrantos.​

Cuando te cogí en mis manos,
no quise a nadie escuchar,
y hoy que no puedo dejarte
me somete tu mirar.​

Seguiré luchando a diaro,
no me daré por vencido.
Espero no sea tarde
cuando logre mi objetivo.​

 

El tabaco es como la libertad.
Entonces, necesitas sentirte libre, para dejar de fumar.
Puedes hacer algo para agradarte a ti mismo.
En lugar de buscar siempre, el bienestar ajeno.


¿ Tienes complejo de Cenicienta, con su madrastra ? Por eso, fumas.


Dejas que otros te marquen.
Con sus críticas, y sus risotadas.
Y luego, en tus recuerdos, hay muchas sombras.
Y no traes a tu memoria, lo divertido. Lo ameno. Lo mágico.


Y vuelves a fumar, para no estar triste.

 

Dolientes palabras amigo para el ser que se ama, no es justo, sé que no es justo pero el dolor es parte importante del amor.
Espero y deseo que alcances la victoria en la batalla que has comenzado y encuentres la felicidad que todos añoramos.
Un abrazo poeta.

 

a quién no le ha gustado fumar, y lo que pasa es que algunos le entra el vicio, y pierden
mejor déjalo un tiempo ya verás que se pone mejor después,
buen poema, y

saludos

 

Agradezco vuestros comentarios, pero solo escribí en primera persona, no es mi aliado..