Al fin.

Voy atado de pies y manos, pero no amordazado,
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voy como un perro detrás de tus huesos,
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voy detrás de ti.
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Voy poco a poco, a veces tan despacio que soy todo pena con un corazón de alegrías y miradas que no puedo olvidar y versos que alguien canto con voz ronca.
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Voy a veces pensando que soy mi mayor enemigo, algunas veces me pasa voy y cuando llego no me encuentro, no me siento, luego, más tarde me veo y pienso niño quieres ese eterno retorno.
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Voy siempre con algún libro que me salva, que me regalaron, que necesito, voy de concierto en concierto como vuela la abeja de flor en flor para poder hacer nacer una gota de miel que endulce los caminos que a veces debo andar.
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Voy como el agua, como el ave, como el solitario que escribe, voy despierto muy despierto porque de sueños me alimento, porque sin ellos no sería nada, ni una negra sombra.
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Voy desde el bullicio a la calmada lectura, voy escribiendo versos de candela de algunos días.
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Yo simplemente voy porque quieto me marchito, necesito conocer, necesito dejar volar ese verso decidido pero callado de mis labios, necesito más poesía.
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Porque la poesía me salvo, podría haber sido uno que va y ni siquiera se da cuenta de que vive.​

 

Vas como el agua, como el ave, como el solitario que escribe...
Sí, pero ¿ Dónde vas ?

 

Después de pensarlo, no lo sé a ciencia cierta supongo que voy conociendo de aquí para allá mientras descubro quien soy.