Amapola negra-.

Miro, con orgullo crepitante,

las últimas cenizas, mientras

esparzo el silencio entorno a ellas.

Las maravillosas hojas palidecen

seres sobrenaturales, larvas profundas

que insisten en preservarse del frío

de estas zonas. Observo, con detalle

de criatura de laboratorio, el esperma,

la semilla incultivable, el clima denso

en que se produjo tu desaparición: la

escueta figura matemática debe penetrar

el ocaso, ante la maravillosa amapola negra

del despertar.

©

 

Mi muy estimado y admirado Ben, hago reverencial gesto ante tus letras, divina inspiración desde el titulo mismo.
Cuando sea grande quiero ser como tu, un abrazo, primaveral si me lo permites

 

Grande hermana, tu comentario que hace que persevere, aunque no sé si esto está bien, jaja, gracias de verdad. Un abrazo!!

 

Ahaha Ben, hasta hace poco entendí que tenemos que creer que el arte que creamos es maravilloso,
tan magnifico como el del mas grande de sus representantes, pues es "¡NUESTRO ARTE!"

 

A mí todavía me cuesta aprender esa sentencia esperanzadora, en ello andamos, un beso amiga Mireya y gracias!!