Amigos espías.

A veces, me preguntas por la vida de los Neanderthales.
Y te pierdes en el monte Olimpo de los dioses.
Caminando entre dinosaurios, y bailando con lobos.
Como Kevin Costner, con los indios de una tribu norteamericana.





Eres Robin Hood, Príncipe de los ladrones.


Sin embargo, vengo a rescatarte del olvido. Obtengo el tomo de la enciclopedia en el cuál
sale expuesto tu concepto mental. Tu alma.
Y leo y observo las ilustraciones pertinentes, que te definen.
Olfateo el aroma que dejan tus huellas dactilares.


Me sorprendes, con el Toma-Hawk, que lanzas, girando en el aire, a cuatrocientas


revoluciones por minuto.
Por suerte, llevo puesto un sombrero de terciopelo rojo,
que amortigua el golpe. Me atacas con el bastón que acaba en punta de hierro penetrante,
con el que recoges la hojarasca que cubre la hierba, en el Otoño.





Y me defiendo, ejerciendo sobre ti, mi poderío de Aikidoka, primer Dan, cinturón negro.

 

y luego Mickey dice que lo espío , grato leerte

 

Gracias, compañera. El ojo que todo lo ve, es amigo mío.
Figura amada por los masones.
Portavoz de arquitectos, escultores, albañiles y demás oficios artesanales, que finalmente, tienen que ver con el fango.





Luego por tanto, el teatro, frente al cine. Porque el teatro sucede aquí, y ahora. Mientras que el cine es en diferido. Todo fue grabado, seleccionado y adornado, con una banda sonora. Entonces, el cine es creador. Pero el teatro es más dramático. Más sucio. Por eso, la expresión: ¡ Mucha mierda ! Que trae buena suerte, antes de una función teatral.