Amor, Amor,

Amor, mi anhelado noviembre,
hojas de ambar mezcladas entre el sol,
lluvia temprana que adormeces la hierba,
frías calles que contigo recorrí.

Mírame, que aquí estoy. Escuchame una vez más.
¿Podrás verme desde allá? ¿mi voz te será audible en tu divinidad?
Porque ahora soy un frágil cristal con templanza de acero,
uno más de esos espectros nocturnos andasolos bajo la luna
y solo la mitad de lo que un amante pudo ser enormemente.

Amor, he amado grandemente,
con justo placer me declaré como parte del silencio
que sobra sobre estos parajes,
que entre tanto que recorro sus dimensiones
siento que son interminables y eterna la estación del otoño
que esparce la sangre enamorada sobre los follajes
de cada árbol,
misma que brota de mi corazón poeta que yo mismo lo herí.

Amor, quiero siempre amarte,
aunque duela otra vez, solo tengo una vida,
aunque muerto he quedado, cuando te fuistes lejos de mi...