Amor eclesiástico.

Me presento ante ustedes, en este Foro de Internet, que es una red de redes.
He calculado muchas aventuras, para que nos deleitemos en la Literatura.
Las mujeres no me faltan, pues no cometen faltas de educación,
ni de ortografía. Respetan las reglas del juego, en la comunicación, y en su geografía.


He seleccionado un equipo, que quita el hipo, de lo hermosas que son, todas juntas.


Por separado, van perdiendo gracia, pero las respeto, pues vivimos en Democracia.
No les meto la lengua dentro de la boca, pues eso las provoca.
Yo prefiero tocarles los senos, para que no me echen mucho de menos.
Pues me extrañan, y me quieren tanto como a la bandera de España.


Hay una, muy antigua, que peina canas, y me tiene muchas ganas.





Me persigue, si camino por los pasillos del instituto.
Me persigue, arrinconándome en la capilla, donde el sacerdote da las bendiciones.
Me persigue y comienzan las confesiones.
Madre, he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión.


Madre, ruego que no me imponga una penitencia exagerada.


Madre, a veces sueño con los angelitos, mas no son de fuego, ni llevan espada.
Madre, a veces son lindas mujeres que van en falda, y yo, en taparrabos.
Pues soy Tarzán de los monos, por los siglos de los siglos, como Johnny Weismuller.
Y nado. Y venzo. Y pesco, y vuelo. Y grito, y salto.


Pues yo soy muy alto, y ésa es la verdad...


He dejado a quinientas discípulas, embarazadas.
Todas ellas están un poco asustadas.
Porque les abulta el vientre tanto, que parece que parirán gorilas.
Les bautizaré a todos, en la misma pila.


Madre...

 

Justo estoy en la Iglesia, rezaré por ti, saludos

 

Gracias, amiga.
Pídele al Señor que me sacuda un puñetazo en la cara.
Eso, sí, con cariño.


Como él sabe hacer.