Amor enfermo.

Yo quiero ser como tú.
Pero somos independientes.
Tú, en tu cielo azul.
Yo, en la pastilla para el resfriado, efervescente.


El agua dulce me hace bailar. Y me sumerjo en el vaso de cristal.


Eres persona, y eso está muy bien.
Si toses y estornudas, cuenta conmigo.
A veces, te hace falta pan, que está hecho con harina de trigo.
Amamos el mero detalle, por eso. Hogar, dulce hogar. ¿ Quieres un pedazo de queso ?


Alivio el malestar. Soy como las infusiones. Parecido al acto de fumar tabaco.


Tú me descompones.
¡ Menudo lío !
Burbujas y burbujas. Por Dios, ¡ Qué frío !
Tu nariz mocosa. Los escalofríos...


Quiero ser como tú, y comulgas. Soy hostia consagrada, y Couldina.

 

El Bien se compensa con el Mal.
Después de hacer el Bien...
¿ Cuál es la compensación ?
No sólo es dinero.
Tiene que haber Temor-Maldad. Que procede de fuera del Universo.

 

Estimado Nommo.
En Argentina no existe la couldina pero si las bellas mujeres que se resfrian y sabes cómo es esto una mano lava la otra y las dos lo pasan bomba. Me encantó leerte, por eso mi admiración y mi respeto. Claudio

 

Pasarlo bomba es muy explosivo.
Je, je, je.
Bueno...
Nunca olvidemos la caja de Pandora.
Gran desastre, sí, señor. Como Dios manda.
Hermosa ruina. Dolor bellísimo... Y entonces, la dama de hierro: Margaret Thatcher.





¿ Dónde iremos a parar ? Felicidad y Amor, por doquier.
Pero eso no basta. No es consuelo suficiente.
Ha de haber estruendo. Truenos y relámpagos. Lluvia intensa. Fenómenos atmosféricos...
Y un Juicio Final, siempre pospuesto.

 

Buenas combinaciones y sendos remedios. Como pañuelo desechable, que aunque al final va a la basura, cuando limpio como es ùtil, casi dirìa indispensable.
Burbujas y màs burbujas que al reventar dan amor entre las medicaciones.
Ingenioso prisma.
Mi saludo con afecto.

 

Sí, es la comunión cristiana, en el hogar.
Un medicamento.
O el café con leche...
O lo que sea, que te haga feliz.
Para reponer fuerzas, y poder vencerte a ti mismo.

 

Un placer leerte y deleitarme con tu poesia,un abrazo afectuoso, saludos poeta.

 

Gracias, amigo robot. Siempre escribes las mismas palabras, una y otra vez. ¿ Quién te ha programado ? Je, je, je.