Anciano

Surcos junto a mis miradas,

bien cansada la pupila,

recorrido de mil vidas

ya mi alma se adormila.


Tengo el tuétano gastado

por vivir sin miramientos,

mi cuerpo ya está agotado,

se derrumban mis cimientos.


Solo mi mente resiste,

si siempre me ha sido fiel,

ella jamás desiste

de ofrecerme rica miel.


Junto a mis recuerdos bailo

pues mis pies no he de mover,

es un baile muy tranquilo

siempre al atardecer.


Siento hastío por el mundo

ya me aburre siempre estar,

tengo decidido el rumbo

hacia el fondo de la mar.




Con mi vida ya vivida

impaciente empiezo a ser,

mi condena está cumplida

dejadme desaparecer.

 

Esperemos jamás perder la lucidez, mil gracias Maramin

 

Ummm, ahora sí que echo de menos aquellos tiempos en los que una no pensaba más que en divertirse y no le dolía nada...
Bromas aparte, la vejez es una etapa infravalorada. Hay culturas en las que los ancianos son tratados con mucho respeto pero nosotros vivimos en la sociedad de lo nuevo y eso, creo que nos pasará factura.

Un placer la lectura, felicidades por el poema.

Saludos,

Palmira

 

Muchas gracias Palmira