AndrÓmeda

ANDRÓMEDA

Espérame en el cielo, corazón
si es que te vas primero.
Javier Calamaro


No se trataba, en fin, de empecinarse

en compartir derechos consagrados

para darnos al rito de los cuerpos.

Se trataba más bien del cumplimiento

de la palabra dada de antemano.

No es que yo me empeñara en ser el dueño

de una constelación almibarada,

ni que tuviera planes de futuro

en aquel reino que apestaba tanto.

Si me lancé a salvarte no fue sólo

por la fuerza inmortal de tu belleza

ni por la herencia que podría tocarme.

Lo que me hirvió la sangre fue el diluvio

que amenazaba con cerrar tus ojos,

y aquel acto cobarde de tenerte,

desnuda y con las manos bien atadas,

a expensas del capricho de un marciano.

Tu modo de abrazarme y, sobre todo,

la terrible ternura de tus pechos.

Lo que más me dolió de la aventura

fue dejar a tus padres enquistados

bajo las llamas de la lava ardiente.

Ahora, cuando la noche se aproxima

me voy a un descampado y te contemplo

brillando intensamente por el norte.

Espérame en el cielo.

 

"Y allí entre nubes de algodón
haremos nuestro nido"

Bellísimo bolero ! y calamaro lo "borda".
Bello y lejano amor,nada más que de una constelación se enamoró el trovador,claro que no hace falta ir tan lejos...de amores difíciles ,amores imposibles está el mundo lleno.Me gustó tu simil,metáfora...un abrazo