Aquél martes...

Aquél martes...


Aquél martes

el amor hizo a mi razón

perder timón y velas ...

dejándome en mar abierto

a merced del corazón.


Ese martes

con enojo una Orquídea

escapaba del Colibrí

y sabes ...

yo solo quería la miel

de tus pétalos abiertos

abrazando mi fiebre fuerte

hasta curarme de ti.


Ese martes

las Sansivieras llenaron

con su olor la noche

y el aroma que buscaba

se negaba aparecer.


Ese martes

el amor cazo ilusiones,

cegó la luna nueva,

hizo al río nadar

para no ahogarse,

borro seis días

dejo el martes

hasta llegar a mayo

y así pude estar contigo

sobre tu vía láctea

encendida para mí.


Ese martes evite llegar

al miércoles de ceniza

para no hacer penitencia

por la siembra de promesas

y sueños en tu jardín.


Ese martes no ha pasado,

se me quedo detenido

y es el mismo aquél ...

el de tu vía láctea

encendida para mí.

 

Otra vez querida poetisa perdón por no agradecer a tiempo su paso por mi poema.

 

Gracias poeta Gustavo por fijar su mirada, en mis versos de Aquel martes y qué hayan sido de su agrado.
Ese martes sigue en mi,
no es tiempo pasado, porque el amor es eterno presente.

 

Gracias Alde por la visita y traer al presente este poema de un inolvidable martes.
Saludos y mi abrazo fraterno, que este bien amigo.

 

Hay días para todo, incluso para olvidarnos de la finitud.
Un abrazo Daniel.

 

Gracias Nico por darse una vuelta por estar líneas. Hay momentos y días que mientras no se apague la vela que los enciende nos acompañan.
Saludos amigo, que este bien.