Aquella librería

Era aún muy pequeña y con soltura
las letras y las sílabas juntaba
poniendo gran empeño, porque ansiaba
el placer de entregarme a la lectura.

Como era reducida mi estatura,
al mostrador apenas alcanzaba,
pero el olor a libros me embriagaba,
con un halo de ensueño y aventura.

Al deslizar mi mano por sus lomos
como tierna caricia temblorosa,
mi razón infantil y fantasiosa

se veía entre hadas y entre gnomos,
habitando sus mundos irreales,
llenos de peripecias demenciales.

Horas tan especiales
que el aroma de aquella librería
perdura en mi recuerdo todavía.


...






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Hermoso, muy hermoso´, felicidades, y con recuerdos que me trasladaron, a mi también, vieja librería, que de verdad existió.
un saludo

 

Qué bonito eratalia... lo has retratado con mucha ternura, en verdad el aroma de los libros era embriagador. Fue bonito mientras duró.
Precioso poema, por el que te felicito sinceramente.
Un fuerte abrazo

 

Le diste bien a las categoriales
Yo a la biblioteca solo iba a estudiar, qué yuyu.
Leer en casita, bajo mantas y a la luz de una lámpara, eso sí que es el paraíso.

Y ahora con ebook, nada de olores, adiós al romanticismo.

Saludos con el afecto que corresponde.



PD: Estaba buscando un ejemplo de rimas categoriales, este está bien, aunque creo que ahora deberíamos poner "e inquietud" en el cuarto verso.

Séneca a Nerón (de Quevedo)

Esta miseria, gran señor, honrosa,
de la humana ambición alma dorada;
esta pobreza ilustre acreditada,
fatiga dulce, y inquietud preciosa;

este metal de la color medrosa,
y de la fuerza contra todo osada
te vuelvo, que alta dádiva envidiada
enferma la fortuna más dichosa.

Recíbelo, Nerón, que en docta historia,
más será recibirlo que fue darlo,
y más seguridad en mí el volverlo:

pues juzgarán, y te será más gloria,
que diste oro a quien supo despreciarlo,
para mostrar que supo merecerlo.

 

Un poema precioso de principio a fin tan lleno de ternura. Me hizo recordar mi niñez y sentí identificada con la historia en tu poema. Saludos y Bendiciones.

 

Excelente soneto, querida amiga. Aquella librería cimentó este saber estar tuyo en este mundo de palabras para tu deleite y para el nuestro. Enhorabuena por ese saber aprovechar el tiempo.
Un abrazo fuerte.
Salva.

 

Buenos días, Pepe.
Me alegro de verte por aquí, leyendo mis cosas, y te lo agradezco.
La librería de la que yo hablo también existió, estaba justo al lado de mi casa. No sé por qué la recuerdo en penumbra y no creo que tuviese poca luz... No sé, cosas de los recuerdos.
Un saludo muy cordial.

 

Una película preciosa, por cierto., la de la Coixet.
El olor a libro es lo que más echo de menos cuando utilizo mi e-reader, y también me gusta más pasar página y acariciar el papel que ir tocando la pantalla táctil... pero es lo que tienen las modernidades: pros y contras. Y los contras son solo para las nostálgicas como yo.
Gracias por todo lo bueno que me dices.
Un beso.

 

Tierna historia pueril. Chausito.

 

Impecable tu poema, me trajo a la memoria una película que me ha fascinado también (la librería, la directora es española). Ha abierto la caja de los recuerdos tiernos e infantiles que embelesan. Un encanto. A propósito Feliz día!. Mis saludos.

 

Leo tus cosas, lo que ocurre que para comentar correctamente debes disponer de unos minutos de reflexión (cuando se lee a alguien como tú u otros de características notables, no es un simple halago) y esos minutos son los que faltan muchas veces.
Es curioso, también la librería que tú me has recordado, siempre estaba en penumbra, o muy poca luz, y muy desordenada;
yo iba por el olor peculiar que allí se respiraba y por los libros, también por que había una chica mucho mayor que yo, que me gustaba....jeje, y yo apenas era un mozalbete, estaba en un barrio antiguo de Barcelona, y era un barrio donde los libreros tenían sus negocios abiertos al público, como dices asuntos de los recuerdos
Un saludo

 

No era una observación recriminatoria la mía, ni mucho menos, Pepe, solo que me alegraba de verdad.
¿Un barrio antiguo de Barcelona? Me chiflan las antiguas librerías del las callejuelas cercanas al centro, por la zona de la plaça del Pi y todas aquellas calles estrechas y llenas de sabor.
Yo entonces, en la que te hablo, era demasiado pequeña para que me gustase el librero; bueno, lo que me gustaba es que era amigo de mi padre y de vez en cuando me obsequiaba con algún libro.
Otro saludo.

 

¿Qué pasó? jeje.

 

Muchísimas gracias, Jorge.
Acepto tu felicitación encantada, viniendo de ti no es cosa baladí (pareado sin querer, es que ya hablo en verso, jajaja)
Un abrazo.

 

Así lo entendí por supuesto.
Efectivamente, toda la zona aledaña a la Catedral, barrio gótico, pero antes de llegar a esa zona en la calle que indicas y la plza del peso de la paja etc, como ha cambiado tos ahora solo hay kebabs creo, jejejee y algo más supongo pero todo diferente, hace mucho que no recorro esa zona aunque voy con frecuencia a Barcelona.
Me permito enviarte un enlace que si tienes un ratíto lo lees:

http://www.mundopoesia.com/foros/temas/el-sur-viaja-a-cataluna-en-1953-trilogia.662506/
saludos

 

Me identifico totalmente con lo que dices en este soneto, Eratalia, incluso con la forma en que lo has expresado incluyendo categoriales, por supuesto.

Yo también soy muy de librerías, aunque soy más de curiosear que de comprar. Más de una vez me ha sucedido que hago algún descubrimiento interesante, lo anoto y luego me voy a las Bibliotecas Públicas del Estado o del Cabildo para pedirlo en préstamo, y si no lo tienen hago una "desiderata" y suelo tener suerte pues al poco tiempo me llaman y me dicen que ya lo tengo a mi disposición.

No hay nada como el trato (y tacto) directo con los libros en papel, tan es así que recientemente me bajé de la red el libro de Emil Cioran "Breviario de podredumbre" en formato pdf y casualmente, al poco, en una de mis frecuentes visitas a la Biblioteca del Estado lo vi en una estantería ¡y lo pedí en préstamo a pesar de tenerlo ya en mi portátil!. El placer de leerlo pasando las páginas no tiene precio.

Un abrazo.

 

Me ponen de aquella manera las librerías y las bibliotecas por su atmósfera taciturna y libertaria.

Yo hice una vez un curso de lectura rápida en la Biblioteca Nacional y hasta fui capaz de leer la Ilíada de un tirón: en media hora. Creo que decía algo sobre Troya.

En una ocasión, Lorca y Neruda fueron a dar una conferencia a la biblioteca de un pueblo pero en la estación del tren nadie acudió a recibirles. Cuando llegaron al local, los organizadores se disculparon con agitados aspavientos alegando que no les habían reconocido... ¡porque no iban vestidos como poetas! Federico zanjó el alboroto: ¡manos abajo, somos de la poesía secreta!
Genio y figura granaína.

Como era reducida mi estatura,
al mostrador apenas alcanzaba,

Ahora sí que alcanzas sus anaqueles. Y se te nota.

Mi abrazo poético.

 

Hermosa inspiración llena de recuerdos. Feliz día Internacional de la mujer guerrera.

 

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Te he imaginado de puntillas, no me extraña que tus primeros recuerdos de la librería sea el olor de los libros, ¡te quedaban tan cerca de la nariz!. Dicen que los olores se guardan en un lugar especial de nuestro cerebro protegidos del olvido. Tal vez por eso sean tan evocadores.
Ha sido un placer recorrer este hermoso soneto.
Saludos.
Jazmín

 

Que suerte la tuya, como en mi casa no había libros, cuando ingresé a la escuela me costó muchísimo aprender a leer y escribir. Por eso, a mis hijos los pusimos bien temprano en contacto con ellos, la ventaja competitiva esta hoy a la vista.

 

Para todos los que amamos la lectura los libros tienen algo de mágico.
Gracias por tus palabras, Lourdes.
Saludos cordiales.

 

Yo hace ya seis o siete años que no he ido por allí...
En cuanto al enlace a tu excelente prosa, ya te lo comenté.
Saludos cordiales.

 

Sí, yo también dejé de comprar libros de papel, más libros, más estanterías, más estanterías, más libros... Con lo bien que funciona el préstamo de la biblioteca y la comodidad de los libros electrónicos que ni has de ir a buscarlos...
Pero me sigue encantando revolotear por las librerías, e incluso (llámame insustancial) tocar los libros en papel que ya he leído electrónicamente, porque parece que me había faltado verlos de cuerpo entero.
Gracias por tu comentario.
Abrazos.

 

Yo no he hablado de bibliotecas, sino de librerías, que es otra cosa. Básicamente la diferencia está en que los libros de la librería huelen a nuevo y los de la biblio, a viejo, y. como bien dices, los electrónicos, a nada. ¡Qué tristeza!

Buena ambigüedad.

Deformación profesional se llama eso. Ya le pones pegas hasta a Quevedo... Que sí, que llevas razón.
Saludos con la cordialidad que corresponde también.

 

Muchas gracias, Salva, eres muy generoso con tus palabras.
Un abrazo grande.

 

Muchas gracias.
Saludos.

 

Magnífico!!! Cuántas cosas que tenemos en el recuerdo nos traen su propio aroma. Me encantó. Un placer pasar.
Saludos cordiales.