Atención dispersa

Ahora que yo soy quien tiene tu atención

fantaseemos que siempre al pajarear

un voluminoso estante colmado de porcelana

se tambalea frente a ti.



Mientras distraido

giras un caleidoscopio de recuerdos,

regresa a curiosear el adolecente de las miradas perdidas.

El corazón de esas miradas son colibríes.



Cuando parpadeas, al chico se le cae, se tropieza

aquel estante de maravillas se viene abajo.

Y justo cuando las bellas figurillas rozan tu frente despistada,

el mismo adolescente sin querer las aplasta

restando a penas polvo.



Sin saberlo respiras esos finisimos cristales,

resguardas esa arena en tu cuerpo giratorio en el tiempo.

Adentro de un caleidoscopio de recuerdos

siempre dirección al cielo y sin notarlo

te deslizas a los ojos de silenciosas tormentas de luz.

 

Un intenso poema que se depara entre la luz y el silencio.
saludos.