Avida Dollars.

No me acuses de pintar Graffity´s en los trenes y autobuses.
Ya sabes que mi rebeldía pictórica es sólo para las tapias de los callejones.
Se me da bien el dibujo. Y no me tires piedras desde lejos.
Aproxímate, que te crujo.


Es broma. Somos amigos, y comemos melón, uvas e higos secos.


Yo no peco. Soy un santo varón.
Tú piensas que, en realidad, sólo soy un maricón.
Porque, claro, dime de qué presumes, y te diré de qué careces.
No eres macho, sino que obedeces. ¿ Cueces, o enriqueces ? Y qué más da...


Si el Paraíso está en la comida, en la música y en el entorno geográfico.


Soy un plato de buen gusto.
Una sinfonía, en el órgano de tubos de la catedral.
Y un recinto natural. Marítimo y costero.
Me siento ávido de dólares, como Eugenio-Salvador Dalí. Y vagamundo...





Como Jesús Quintero.