Borracha.

Ella me envuelve en paradigmas.
Cura mis heridas. Cicatrizan mis estigmas.
Me muestra el camino. Donde van los pingüinos.
En el glaciar; lengua de hielo. Y pierdo los estribos. Pierdo los papeles.


¿ Por qué me congelas ? Me mudaré a un universo paralelo.


Donde triunfó el Neanderthal, por sobre el Cro-Magnón.
Y todos, en ese planeta Tierra gemelo, lucen luengas melenas.
Me introduzco a través de una puerta dimensional espiralada, y la dejo boquiabierta.
Ella está soñando que yo realizo esta proeza. Yo soy parte de un sueño.


Y entonces, me transformo en una bebida ideal.





Me prueba. No soy hediondo ni subnormal.
Me saborea. Siente por mí, cierto respeto.
Estoy en su interior. Ardiente y frío.
Se embriaga y comienza a bailar. Se contonea. Está como pez en el agua.


Feliz y en su salsa. En su ecosistema o medio-ambiente. Perfumes y elegancia.


Dulces fragancias. Eso se huele... Un varón la está cortejando, de pronto.
Le hablo desde la barriga. ¡ Debéis haceros amigos !
Acaricio su ombligo. Se rasca el cuello.
¡ Oh, ya me desecha ! Entra al cuarto de baño. Es muy estrecho.


Soy una meada. Se acabó la historia. Tira de la cisterna, y la borrachera ha terminado.

 

Lucideces, búsquedas y cuerpo femenino sagrado.

 

Quien no se ha desilusionado alguna vez en una noche loca... mucha felicidad para estos días Nommo, que vaya todo muy bien.

 

Gracias, Tribu Zen.
Contribuyo al bienestar de la población.
Pero son las experiencias cotidianas, las que nos hacen excelentes.
Si no hay nada que contar a los nietos, la vida parece muy rudimentaria.
Como primitiva. Y si quieres vivir al modo cosmopolita...
Debes gozar de tu existencia. Y qué mejor modo que compartir una bebida potente.
Alguna vez..