Callo

Callo
callo cuanto puedo

callo cualquier canción inútil​

como el lago calla

ante el zumbido impune
de las libélulas​

cruza una estrella fugaz
en mitad del paladar del cielo

su noche
​

(en esa brisa habita
siempre
dormida una tormenta)

una arboleda
reconoce sus hojas caídas
clavadas en el piso

pero yo callo
habito el silencio​

es una llovizna tenue de sílabas
la que dibuja un otoño
una Misa
una mudanza
una piel nueva

escribe en un muro
indeleble

un llamado que huye

un gesto de nadie
un cuerpo baldío
una molienda seca de caricias

​

hay vidas que viven sin aire
al amparo de una flor
que nunca nadie vio

(una flor imaginaria
una mentira)

lo ausente
desborda lo humano
en su desierto de espera

se asemeja a un espectro​

que finge la emoción

del encontrarse
​

en mis latidos
soy una savia que se pronuncia

a sí misma​

un alba que despierta

una hoja roja

que recuerda
que no olvida​

qué bello es poder llorar
enfrente del amor

​

 

Esa profunda sensibilidad del alma brilla entre tus versos querido amigo...
Un gusto leerte siempre...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Tus versos tienen la profundidad de la fosa
de las Marianas y la dulzura de una rosa.

Buen poema y buenas imágenes
Saludos
Lex

 

Más allá de lo que el sabio calla, es sumergirse en la profunda vertiente que es la vida misma y sensibilizar el alma al tañido de su embestidura que calca cada centímetro del sentir...
Tus letras suspiran con belleza ese sentimiento y retratas así ese momento cuando callas.
Hermoso Daniel!
Un abrazo grande
Camelia

 

Certera metáfora.
_enmudece_
Aplausos