Cantar infantil

El niño caminaba por la sierra parda
con un cayado de nácar y almendra,
con el viento atado a sus ojos verdes
en las olas plateadas de la luna llena.
Soñaba el niño con el agua del río
que baja por la baranda del cielo,
fue a beber de ella esa noche oscura
con el brillo solo de unas frías estrellas,
esta tenía sabor a olivo viejo y a higuera,
llevaba aroma a jazmín y a tomillo
mas en su salmo una breve tonadilla...

¿Serás tú el agua clara de la Sierra Morena
que ahonda con su silente melodía
en las oquedades de la fuente serena?
¡Soy rosa y también soy espina
en el agua clara que el río lleva!

El niño tumbado entre las flores al alba
hundía sus manos en el arroyo frío
que se pierde por las cañadas de la sierra,
mojó sus labios y bebió de su tonada vieja,
soñó entonces el niño con las amapolas
que a solas duermen entre las espigas
a la sombra de los pinos que lloran verdes
con sus lágrimas y sus hojas perennes,
mas en sus ramas los jilgueros trinan
la melodía de una noche con estrellas…

¿Serás tú el agua limpia con aroma a rosas
que lleva pasión y noches de tormenta
y en su cantar la luz de la luna llena?
¡Soy rosa y también soy espina
en el agua clara que el río lleva!​

 

Llenos de melancólica belleza, estos versos rezuman nostalgia. Nos trasladan a un momento casi mágico, perdido en los recuerdos, que se añora porque se recuerda nimbado de hermosura. Gran poema. Mis saludos.

 

Muy bello poema, bellas imágenes para una sensible y certera escritura. Me ha gustado mucho amigo Teo. Un abrazo. Paco.

 

Me encantan tus cuentos. Pueden ser narrados a los niños antes de dormir, y contados a los adultos cuando les llega el amanecer, cuando ya han dejado los terrores de las noches oscuras y caminan con sus recuerdos. Toda la vida es un contraste amigo mío, así como la rosa cargada va de espinas, y éstas la hacen más hermosa, así son todas las cosas importantes que llegan a marcar nuestros días.
El agua, puede saberle mal al niño, más no deja de ser agua.
El amor, puede dañar en algún momento, puede ser doliente como la muerte, mas éste, no deja de ser amor. Incluso las lágrimas, tan cargadas de sal, que en algunos momentos pueden horadar nuestra piel, son necesarias para limpiar nuestros ojos…

Mi querido poeta, como alguna vez nos hemos dicho, "no todo es nieve, ni todo es flor de almendro"
Sabes cuanto admiro tus letras, y a ti. Por eso y como siempre, me faltan palabras, aunque eso si, para mi gusto, me sobran argumentos…
Besos poeta de la sierra.