Cecinas musicales

Salando un coro
de calidad espectral,
un surtido balance
luce la cara más grande,
parte mirada
parte revendida
a la imagen,
no cuadrando los glúteos
en el rectángulo cimarrón,
consiguiendo a fin
el extremo pendiente
a la obscura deuda
sobre la luz,
ancho-renglón-increíble
(anillo de artículos,
la centésima parte
es aún escabrosa).

Conteniendo el olfato
cuelga el símbolo
de Simbad,
huérfano de plegarias,
atento-juicio-recio
volatizado.