Celajes.

Un vibrante crepúsculo me indica
que se acercan las horas del reposo,
cuando el cielo se pone tan hermoso
y la luna tus sueños fortifica.


El celaje las playas amplifica
dando brillo a su mar tan ostentoso,
y se mira el estuario luminoso
cuando el río sus aguas purifica.


El carmín que refleja el horizonte
son quimeras que fueron destrozadas;
y columpian su pena al pie del monte,


porque esperan, de llantos anegadas,
de que un día destino las tramonte
a la cima de luces argentadas.


Autor: Aníbal Rodríguez.

 

La Mar no es ostentosa, sino regia.
Se parece a un bosque.
Cada árbol equivale a un universo-burbuja.
Dentro del cuál brillan billones de billones de galaxias.


Por ello, es inquietante sabernos tan pequeños.





Pero todos, en comunión, somos majestuosos.
Como en una orquesta sinfónica, que nunca acaba.
Como Nueva York, que es la ciudad que nunca duerme.
O como Roma, ciudad eterna. Pero volvemos, nuevamente, al Amazonas.


A veces, muere una modelo brasileña.





A veces, se agita el Mar tempestuoso.
La bella quiere salvar a su perra, pero sopla bravo el viento.
Arrecian las olas enormes, que vencen al catamarang.
Y sus dos patines no guardan más, el equilibrio.





La bestia parda consuma su banquete de bodas.

 

Eres única, gracias por serlo e incluirme en tu lista de amigos. Cálido abrazo.

 

Gracias Nommo por tu presencia en mis letras. Fraterno saludo.

 

Hermoso y vibrante escenario querido amigo...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Eterno agradecimiento a tu dulce forma de expresarte sobre mis letras. Cálido abrazo con singular afecto.