Clase media.

Por más que yo escriba, después de mis cartas o misivas, oigo:
¡ Arriba, España ! ¡ Aúpa, Athlétic ! ¡ Viva el Betis ! ¡ Visca Barça ! ¡ Hala, Madrid !
Incorregible.
Erre que erre, el balompié, que se yergue y triunfa.


Gira, como un trompo o una peonza.


¿ A qué me dedico yo, mientras tanto ?
Si no marco por la escuadra un Gol, ¿ Me inhibo ?
O necesito ejercitar un estilo agresivo...
Buscando una cabeza de turco, o un chivo expiatorio.


¿ Quién tiene la culpa ? Somos sujetos, dando vueltas en la noria.





Indeterminación reinante, entonces, y cifras astronómicas.
Recorren el Infinito, y todas se llaman Mónica.
Son como columnas salomónicas.
De la Basílica de San Pedro, en Roma. Y la vida es eclesiástica. Mezcolanza de tribus.


Y me gustaría llevarme el gato, al agua. Ser un vicio, para el otro.


Abusar de sus cinco sentidos.
Mas no es ético. Inocente y mañoso, es Cupido.
Fuerte, mas no idiota.
Por ello, ¡ Prefiero ser machote ! Un caballero andante.


Y no meteré las narices, donde no me llaman.