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Cloto

Discussion in 'Poemas de Amor' started by Tunderhawk, Sep 18, 2006. Replies: 1 | Views: 664

  1. Tunderhawk

    Tunderhawk Poeta recién llegado

    Joined:
    Sep 12, 2006
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    CLOTO

    Luna cobre, mortal y oscurecida,
    resplandece tu fulgor de cepo gris
    en la herrumbrada cama de los mares;

    vacíos lechos, penitentes voces,
    figuras de papel del aire manso:
    se quiebra el andar en las olas fijas;

    en el mar ya no hay vida, ni en la tierra:
    sucede que el dolor rompe los días.

    Crece el amor, se abren las ventanas,
    en el cristal del mundo me reflejo.

    Y dime tú de dónde vienes, blanca,
    sombra penitente de mis afectos
    que elevas hasta el cielo los colores,
    y en el cielo te desvaneces sola
    como un ave que abre sus alas tristes
    en la triste hora que el mar revienta
    y se lleva la vida que nos queda.

    Queda un muro que se va levantando,
    su sombra da en el centro de la plaza,
    el agua de la fuente se oscurece
    una fría mañana sin mañana;
    Y las puertas, entonces no servían?
    Nos mantenían lejos de las piedras?
    Acaso era esta nuestra casa,
    la casa es el mundo transparente
    de donde desaparece el herraje
    y hacia donde van todas tus visiones.

    Tejías en mi pecho con tus manos,
    salíamos a caminar, dormías
    dentro de los días como un pájaro.
    Los días no pasaban, transcurrían
    y se quedaban en tus ojos grises
    como un relámpago que permanece.

    A veces no faltaban las palabras
    y otras eran terribles los silencios;
    saltaban las horas y las lágrimas
    en el vacío abandonado del mar.

    Tú callas, estos eran otros días,
    pasados, donde no había futuro.
    Yo metía mis manos en la arena
    y el desierto arrastraba piedra y sangre.

    Un cántaro de sal, la voz del fuego
    una metralla de arena en los ojos
    un mar de tinta, el brazo que se parte
    llega, hiere, se asemeja a la muerte,
    se va, regresa, se convierte en raíz,
    anida, vive, queda para siempre.

    Un canto desde el pedregal marino,
    levanta sombras hasta las palmeras,
    luces sobre las casas en hileras,
    y vientos duros en los corredores.
    Todavía no sabía que eras tú,
    principio de la historia que no era,
    piel de nube, paseo de la estrella:
    no te sabía pero te soñaba.
    Eras como un manto en todas mis horas,
    contigo mi sed de amor se moría:
    Siempre eras como el río púrpura
    debajo de las piedras de los puentes.

    Quedaba tu voz lejos de mi oído,
    yo mordía tu boca cada noche,
    iba y venía desde tu ventana,
    sobre la cresta de los vientos leves.

    Allí te vi con tu bata de sombra,
    sembrando los misterios de la estancia:
    tus manos blancas atadas al sueño,
    tu rostro trémulo, placer sin hombre,
    el par de copas que tu pecho vierte
    en sangre por mis venas aterradas.
    Tus piernas, que caben en la llanura
    tímida de la noche sin miradas,
    son dos árboles que restallan la tierra.
    Viajo por la piel blanca de tu vientre
    y es tu vientre una plaza abandonada.

    Allí nace el muro, la provincia azul
    del miedo, eres la huella que se aleja
    mientras voy por tus ojos como un niño.
    Cruzo tu pradera de flores rojas
    como un potro que busca su camino;
    huelo el rastro de tu sexo húmedo
    y abre el día su persiana lánguida,
    extendiendo sus brazos delirantes
    hacia la encendida bruma cósmica
    que mece los cristales y las horas.
    Todo se rompe, fríos, primaveras:
    el sueño se marchita penitente:
    me dueles en los dedos cuando escribo.

    Tejo tu nombre en la luz encorvada,
    tus plumas van cayendo como piedras
    en un océano de dulces llamas,
    pero todo es nada y todo se pierde
    en la precisa flama de una vela.
    No estás, la tabla cruje en el vacío,
    yo te siento al final de una escalera
    que sube y baja por los campos grises.

    Al fin mi necio corazón embarca
    la pálida noción del continente.
    Mira el faro con su ojo único
    la huella de sangre, mi pecho abierto;
    la costa cede su manto de arena
    fluye la espuma en mi cuerpo tendido.
    Viaja el monzón hacia los horizontes
    de un barco que encalla sobre las olas:

    Se llena, entonces, nuevamente,
    un cántaro de sal, la voz del fuego,
    Una metralla de arena en los ojos,
    un mar de tinta, el brazo que se parte,
    llega, hiere, se asemeja a la muerte,
    se va, regresa, te convierte en raíz,
    anidas, vives, quedas para siempre.



    Thunderhawk.
     
    #1
  2. scarlata

    scarlata Poeta veterano en el portal.

    Joined:
    Feb 17, 2006
    Messages:
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    8
    Te soy sincera... empece a leerlo pensando que me iba a dar pereza (por la longitud)... pero... verso a verso me cautivó... está lleno de imágenes preciosas...

    Me ha encantado.

    Un Saludo.
     
    #2

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