Cobarde.

Sin pena ni gloria pasan mis poemas,
como episodios de una breve vida,
del jinete a quien conoce el caballo, por el modo de manejar la brida.
Y no encuentro el éxito financiero.


He de afrontar mis propios gastos, con hondura.


Y no es que me vaya hacer la manicura,
sino que tengo maneras de cura.
Siempre abro mi corazón, para conectarme con el Padre.
Así, me muestro tal y como soy; un buen pastor, muy agradable.


De otra manera, ¿ Qué idea prospera ? Pues que en otra vida, fui Herodes.





Que soy capaz de perseguir a un inocente.
Que si tuviera una ametralladora en mis manos...
Correrían peligro todos. Yo sería héroe, y ellos, villanos.
Pero claro, me conozco a mí mismo. Sé que la matanza me llevaría al Infierno.


Y con todo, me gusta la presidencia del Gobierno.


Es un Status Quo soberano.
No puedo estar quieto, o mano sobre mano.
Me sulfuro y me impaciento. Soy creciente y menguante, como nuestro satélite.
Soy la Luna nocturna, y quiero ser parte de la élite.


¡ Ay, Herodes ! O leproso. Quizá, ¿ Fui puta ? El Amor todo lo cura. Ya, no seré un cobarde.

 

El conocimiento, el placer, el amor etc. no son propiedad exclusiva de la élite, es más, tenemos algo que ellos no. (Sentido común) besos mi Lady.

 

Buscas y buscas en tus versos y no se si encuentras, de todos modos el camino es el fin y no el medio. Me ha gustado amigo Nommo. Abrazote vuela. Paco.

 

¡ Gracias, amigos !
Soy un cobarde, pero me estoy enmendando.
Dar la cara me cuesta mucho, incluso a la hora de saludar a los amigos que encuentro, caminando por la calle.
Es esa sensación de ocultismo, que me acompaña desde siempre.
Por ello, me alegra mucho, tener vida espiritual.
Pero he comprobado que la vida social también es necesaria.

 

El amor todo lo cura!! Eso dicen, ametralladores versos estimado Nommo, saludos poeta

 

Gracias, Lunah. Efectivamente.
El Amor es muy buen médico.
Me ha recetado que afronte serenamente, mis problemas.
Como si yo fuera un dibujo animado indeciso.
Ya que indecisión no es equilibrio.
Soy dubitativo. Y claro... No sé contar chistes. Y luego, para colmo, me cuesta saludar a mis propios amigos.