Compañía

Aposté un pequeño Cactus en la repisa de mi cubículo.
Lo miro.
¿El me mira?
Su verde resequedad resalta,
sobre los pálidos despojos que esperan por mi tinta.
Pulpas de papel que sirvieron un propósito.
Cadáveres! que pululan inertes en mi escritorio.
Donde doy mi cuota de vida ocho horas por día.
Creo que nos preguntamos...
¿Qué hacemos en este lugar?
¿Sobrevivimos?
Estoy pensando en invitar un pequeño Gold Fish.
Para que nos ayude a buscar una respuesta.

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Yo creo que somos aprendices perpetuos, de una maestría que consiste en crear.
Al no disponer de suficiente gallardía, entereza, aplomo, coraje, talento, Magia y Gozo...
Evidentemente, nos sentimos muy poca cosa.
Entonces, yo puedo crear palabras, metáforas y terapias. Eso es todo.