Cruzada

A corazón abierto has quedado,
Hincado y dolorido después de tan larga batalla,
La cruz carmesí en tu pecho nada vale ahora,
La hoja afilada incrustada en tus costillas duele,
Y sangrante esta tu alma,

La brillante armadura es solo un despojo mellado,
Y el orgullo de ser cruzado tendido en los suelos,
Combatiste por tierra Santa,
Un nuevo lugar donde ser enterrado,
¡Ironía completa!

Luchaste por ganar el cielo,
Y cambio tragaras una buena porción de tierra,
Donde los gusanos carroñeros no respeten tu fe,
¡Maldiciendo al Rey por enviaros!
¡Maldiciendo al Papa por regar su ponzoña!
¡Prometiendo la absolución a mis pecados!

¿Acaso los sarracenos no son humanos?
Y quemamos sus mezquitas,
Matamos a sus mujeres,
¿Que Dios permite tanta bestialidad en su nombre?
Y heme aquí asistiéndote en tu muerte,
Que sirvió para mis ojos abrir...

Separado de mi familia,
De mi nación por venir a luchar,
Pero ¿como luchar ahora sin fe?
Guardare mi espada y maldeciré al cielo,
Cabalgaré libre al olvido,

¿Que victoria se puede cantar ahora?
Cuando en esto no hay ni vencedores ni vencidos,
Si no la gran estupidez consumada,
Venimos contra demonios,
Y encontramos hombres...
No mas malditos que tu o yo...

¡Queden pues ya los idiotas en el campo!
¡Siguiendo este juego que nada tiene de divino!
¡Reciten la hipócrita Biblia una y otra vez sobre los caídos!
¿Acaso eso les devolverá la vida?

Se me olvidaba el famoso juicio final,
Promesas invalidas de unos tontos creyentes,
Si muero hoy y no despertaré según su ceguera,
¿Acaso no es de idiotas pensar que al morir termina todo?
¿Entonces que caso tiene el vivir?

Pero ahora guardaré mis preguntas,
Pues ninguno de los presentes podrá acallarlas,
Será estar neceando con ignorantes,
Hijos del mal que tanto desean erradicar,
Cubiertos con galas y nombres pomposos,
Joyas robadas a los muertos,
Y títulos que ni un demonio querría,

Cayendo en los peores excesos,
Y apoyados por lo divino,
Que más bien debería ser maldito,
Combaten contra una mala fe,
Y su fe es peor…

Sentenciando a un Infierno de llamas,
Y ¿no es así como hacemos nuestras guerras?
Convirtiendo cada pelea en un infierno,
Violando mujeres, asesinando niños,

Pero…
Es una misión divina,
¡Bah! Maldita estupidez

Así es la historia de mis tiempos,
Basura de guerras,
Muerte tras muerte sin misericordia,

Aquí estoy enterrándote amigo mío,
Que en tu sueño encuentres la verdad,
Porque en esta realidad todo es confuso...
Todo es una vil mentira,
Una mentira que durará mientras sean tan cobardes,
Y necesiten de un Dios para creer,
De un mundo divino en la tierra,
Un salvador

Sin pensar nunca que no existe mas Dios que uno mismo,
No hay más cielo que amar a todos en la tierra,
Y así morir en paz con uno mismo,
Para trascender mas allá de lo nunca dicho,

Lord Vélfragor

 

Demasiado poderoso
y místico!
Me gustó!
Saludos!

 

Extraordinario amigo, realmente sublime este poema, todo el contexto, el fondo y la forma estan hechos magistralmente, te estas convirtiendo en todo un maestro.
Me encanto tu poema, y el final es espectacular, todo el poema es digno de una antologia.
Un abrazo.
Alaric.