Cuarentena

CUARENTENA

Hoy llora el mundo quizás como jamas lo hizo
o como lo recuerdo yo en mi largo camino,
maldito virus que acelero su trajinar masivo
y va aniquilando al padre, a la madre y al hijo.

Hay sollozo en cada esquina vacía y desolada
como lo hay entre las paredes del vecindario,
esta enfermedad que no cree en los santos
va mellando los lazos que por años se ha dejado.

Hoy escucho lamentos desgarradores a lo lejos
asustando tanto a grandes como a pequeños,
la fiebre es tal que el calor ni el sol resiste
y tan seca la tos como el desierto que persiste.

Hay clamor y ruego en las iglesias del mundo
donde las imágenes divisan sus bancas vacías,
el universo sucumbe ante el mal que persiste
y aumentan las cifras que con pavor se trasmite.

Hoy todos miramos al cielo en busca del Padre
pidiendo su manto de cura sobre pocos ancianos,
el niño tiembla en los mas oscuros lugares
y el adulto se resiste, va luchando... con donaire.

Hay llanto desde el mismo cielo y no llueve
hay sollozo por las calles y no transita gente,
cuando acabara la cuarentena que nos asiste,
cuando se ira este virus, que mi Dios... nos lo quite.
Ángel Francisco
BLASÓN

 

El Corona-Virus de Wuhán, está vivo.
Como tú y como yo.
Como Nicolás Maduro.
Y como Donald Trump.
Y también, tan vivo como Xi Jinping, o Kim Jong Un.

 

Gracias

Saludos

Blason

 

Dios no nos cura las caries dentales, por mucho que recemos.
Dios tampoco nos endereza los tobillos, en caso de esguince.
Dios no nos asiste en el momento del parto.
Dios tampoco nos repone el tabique nasal, si de un puñetazo, nos han roto las narices.


Luego por tanto, del Corona-Virus de Wuhán, nos librará un buen especialista.


Como médico-dentista, osteópata, partera o comadrona, y cirujano.
Sólo así, en lugar de estar mano sobre mano.
Porque así es la vida:
Lo bueno no es gratis.


Dios no nos quita el virus, sino que nosotros colaboramos.


O acaso Dios se casa con tu mujer, quitándote a ti, tu sitio.
¿ Acaso Dios va a trabajar por ti, en tu puesto de trabajo ?
O Dios pinta las casas, con pintura acrílica...
En cuyo caso, Dios estaría en todas partes. Incluso en el dichoso virus.