Cucarachas

Cucarachas hasta en los platos.
Están en las cucharas,
en los tenedores,
y en los sartenes también.
La caja de cereal es su restaurante favorito.
El bote de basura, su museo.
El drenaje, sus avenidas.
La parte trasera del refrigerador, su monte Everest.
El horno, su sauna.
El fregadero, su piscina.
No entiendes de dónde salen tantas.
Matas una y salen dos.
Las matas también, y se vuelven cuatro.
Pero nunca acabas con todas.
Están al acecho, esperando que bajes la guardia para hacer orgías
(normalmente cuando duermes).
Por eso se multiplican.
Luego están los insecticidas… solo las perfuman.
Nada las detiene.
Lo mismo pasa con los problemas:
invaden cada rincón.
Si lo piensas bien,
es más su hogar que el nuestro.
Quizá sean ellas las que nos permiten quedarnos.
Sea como sea,
ya nos acostumbramos los unos a los otros.
Y si no…
al final, siempre puede bastar con un zapato

 

Lo peor de las cucarachas es su resistencia, nada de insecticidas ni armas atómicas... sobreviven hasta a la indiferencia.