De hielo

Te vuelves transparente.
Algunas personas te dicen hola
por la calle, en el mercado.
Un hola y un adiós cada vez más transparente,
sin mirarte a los ojos.
Te hablan de sus fiestas de fantasmas
con palabras que no te invitan,
con gestos que no dicen nada.
Sírvete una copa con mucho hielo
y di que estuviste en su fiesta
envuelto de ideas y conversaciones brillantes.
Dirán que allí contaste tu secreto
para lo inmortal,
aunque tu tengas tantos secretos
como para traspasar el metal de una coraza.

Eres transparente
y piensas que no te toman en serio.
Los fantasmas ya no asustan ni a los niños.
Menos aún los fantasmas de hielo.
Están inmóviles, vacíos en realidad.