De jóvenes

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De jóvenes consumíamos pirotecnias
en todo tipo de formatos,
a modo de insurgentes rompehielos,
como cachorros su golosina.

Despegábamos con nuestras pequeñas naves
sin ABS ni airbag. Amábamos a pelo y contraluz
/tan insultantemente bellos/ sobre sus asientos reclinables
o en los baños de nuestros antros favoritos,
y en la intimidad nos deshacíamos en versos
propios de extraviados mosqueteros melómanos.

Los lunes volvíamos a ser jóvenes responsables
con hiperpotenciales proyecciones de futuro.
Verde mies del progreso y el bienestar primermundista,
supervivientes de guerras atiborradas de palomitas
y cocacola al intermedio; gladiadores de acera
y madrugadas deslumbrantes, lobeznos
enganchados a planetas eléctricos y en fila.

Claro que entonces no sabíamos aún llorar de verdad.
No comprendíamos la diabólica matemática
de los intereses/riesgos medio/ largoplacistas
(la cabrona mecánica del boomerang),
ni el asco que nos envolvería mañana por haber caído
en la cruel moraleja de nuestra particular fábula de Esopo.

Éramos tan tiernos como audaces. Hijos de la Movida
y la fotogénesis del escombro, caraduras diplomados,
estirpe de suicidas con miedo a la oscuridad.
Instauramos la felación ad líbitum
y los telepizza como señas patrióticas, asumimos
los marcianitos inteligentes y los túneles de colores.

Nosotros, los jóvenes de antes,
los adultos sin terminar de ahora.
Los que escupimos al cielo
y reivindicamos el arco iris,
los que grafiteamos la luna
y al volver nos creímos poetas.

__________

 

Muy interesante esta consideración tuya de lo que éramos y lo que somos,
me incluyo aunque no se de que época hablas, pero en general se parece
mucho a la mía, solo que yo no viví en un país primermundista, ni hacía el
amor en los baños de los antros. Un gusto leerte Luis, gracias por darnos
la oportunidad de disfrutar tus letras, creo que no te conocía. Bienvenido
al Portal!! Besitos cariñosos apretados en tus mejillas.

 

Es que las cosas que uno escucha de la Movida madrileña en este lado del océano nos parecen casi mitológicas. ¿Qué habrá hecho Lázaro después de tres días de estar encerrado y cociéndose en su propio jugo terriblemente orgánico? Seguramente echarse unos polvos con corrida de riñón y escribir por las madrugadas sobre el miedo a quedarse dormido.
Muchos de los que nacimos después creemos firmemente que la libertad es poder elegir en el catálogo de Netflix.
Gracias, compañero Luis, por este viaje retrospectivo y alucinante.
Saludos cordiales.

 

Gracias a ti, Anamer, celebro que disfrutaras con la lectura de este poema. Un abrazo, compañera.

 

Los tiempos cambian, las edades cambian; y me atrevería a decir que nosotros cambiamos.
Hijos de la Movida o primos del Bacalao, en mi caso, con una mirada lunática que pensaba “esto no puede salir bien”.
Pero salimos y nos faltan los papeles para seguir siendo audaces… con el bolígrafo.
Ya de pequeño era un poco más oriental que occidental, y me dejé llevar por esas nubes, pero sin despegar los pies del suelo más de tres ratos seguidos.
Entiendo perfectamente tu poema y me gusta volver a aquellos tiempos de hambres y ganas desmedidas. Suicidas seguimos siendo, pero de a pocos.
Genial tu poema, Luis. Yo sigo diciendo que, cuando sea mayor, volveré a retomar las viejas prácticas; porque lo de adulto ya lo he dado por perdido.
Un abrazote, Luis, con carajillo de por medio.

 

La Movida madrileña en realidad "solo" tiene el mérito (que no es ni mucho menos poco) de que fue una avalancha de golpe de grupos con nuevas ideas o estilos musicales que hasta la fecha no existían en España (En Reino Unido ya llevaban casi una década), y sobre todo que significó un "aire fresco" tras el cerrojo cultural que impuso el franquismo durante cuarenta años.
Y bueno, esto que dices:

"¿Qué habrá hecho Lázaro después de tres días de estar encerrado y cociéndose en su propio jugo terriblemente orgánico? Seguramente echarse unos polvos con corrida de riñón y escribir por las madrugadas sobre el miedo a quedarse dormido.
Muchos de los que nacimos después creemos firmemente que la libertad es poder elegir en el catálogo de Netflix."

es la ostia, y evidencia la razón de que tu poesía sea tan buena. Muchas gracias, Pedro, un lujo verte por mis cosas. Un abrazo.

 

Yo creo que seguimos con hambre (malo sería que lo perdiésemos), pero lo bueno (o lo malo) es que ahora sabemos "racionalizarlo"; ... las ganas desmedidas al final nunca fueron buenas, pues lo desmedido siempre tiene graves efectos secundarios.
Y bueno, quizás parezca que solo nos queda la audacia con el bolígrafo, pero yo creo (o quiero creer), que no. La audacia es indispensable para la dignidad, y eso es "sagrao" Me alegra mucho que te haya gustado este poema, Alonso. Un fuerte abrazo, amigo, y cuenta conmigo para darnos algún día un homenaje de "viejas prácticas", aunque solo sea a base de carajillos, cervezas y unos cuantos CDs ochenteros, (... algo es algo )