Despertar

Nunca antes había mencionado frente a nadie su nombre y por fin ayer, pasó. No sé sí mi subconsciente, en un acto de rebeldía, o para comprobar que aún tiene valor, provocó a mis labios para que hilara cada una de las cinco letras de su nombre en una oración que nada tiene de rezo, en una oración de esas que comúnmente no tienen sentido, algo así como un; he estado bien, ya sabes, el resfriado de cada invierno, una oración de esas que se pronuncian con ese leve dejo de melancolía porque se sabe que se está bien, pero no tanto como en inviernos pasados, con ese sabor de auto conmiseración que uno deja sentir suavemente entre líneas para ver si alguien lo capta y lo responde con un guiño, con un cálido apretón de manos, o unas palmaditas en el hombro acompañadas de un; ya hombre, a todos nos pasa, y después sentirme irremediablemente tonto e inmerso en ese consuelo de muchos.

No es lo mismo pararse frente a la ventana y musitar su nombre mientras se mira cómo la luz del nuevo día devora poco a poco la oscuridad de la madrugada o ver caer la tarde en el horizonte mientras el rostro se recarga sobre una de las manos hecha puño y en la otra la taza de café humeante que huele a cuando estaba y sabe al dulce recuerdo de su aliento, a decirlo llanamente frente a otra persona que nada sabe del embrujo en el que me encuentro y descubrir despierto que esas cinco letras lo mismo pueden convocar a todos mis fantasmas que conjurar por un momento todo su recuerdo.

Ayer al fin pasó. Mencioné su nombre frente a alguien que nada sabe de nosotros, ha sido como si en medio de una noche fría, tan solo para ver su cuerpo, le hubiera quitado de golpe la frazada, como si en aquellas largas caminatas en vez de entrelazar su mano con la mía hubiéramos caminado juntos hacía el mismo destino, pero en paralelo.

No lamento haber dicho su nombre en voz alta a plena luz de día, por más que busco en mis adentros no siento haber perdido nada. Sin embargo, ahora que escribo no puedo dejar de sentirme un poco vulgar, menos generoso, tan común como aquellos que terminan odiando a quien alguna vez le dijeron amar con toda el alma y que con esa ira, con ese desprecio, con ese odio, traicionan su propia palabra.

Antes de ayer, su nombre era la parte tangible de su espalda de color canela que se quedó atorada en mis dedos y mi lengua, la palabra que antecedía la oración de mis mañanas, la rabia de verle partir a su día a día y el aleluya cuando regresaba, el olor a celo y la convocatoria a todas las luchas, los insomnios y los sueños, la sensación de un grano de luna navegando ahí en donde empieza mi mirada, el canto del viento, una leve esperanza.

Ahora, después de ayer, su nombre se ha convertido en un desfile de letras con banda de música y fiesta al cual siento que ya no pertenezco, en una bella palabra para escribirla tal vez al principio de alguna de esas notas que terminan con felicitaciones y abrazos en un amar de dudas sin respuestas, en el despertar y asistir a la irremediable reconciliación de la realidad con los sueños y la fantasía…

Due. 01. 03. 15 en una noche en la que ni los ladridos de los perros ahuyentan a los fantasmas.

 

He quedado prendado de la agradable narrativa. Un placer leer tu trabajo. Saludos.

http://www.mundopoesia.com/foros/blogs/joblam.27132/

 

Muchas gracias, un abrazo fuerte

 

muchas gracias, salu2

 

El placer del que escribe, estriba, en que siente la habilidad y con ella el bienestar de expresarse. Cuando el pasado fue hermoso y haber bailado en la fiesta... Ya no se regresa
SALUDOS CORDIALES

 

muchas gracias, saludos

 

El hechizo de guardar un nombre para uno mismo alimenta el sueño e inspira letras que valen laa pena leer, me encanto, . Un abracito

 

La magia de guardar el tesoro de un nombre entre los labios... es para sentir mariposas en la panza al pronunciarlo en voz alta y al viento. Me encantó leerte una vez más Francisco.Aplausos

 

Melancólico atardecer del recuerdo. Muy hermoso, me ha dejado una pausa muy prolongada, como el vuelo de esa ave en un rincón de la tarde...
Un abrazo

Palmira

 

Preciosa narración, Fran. Inmersa totalmente en la nostalgia. He disfrutado mucho leyéndola, así que muchas gracias.

Un saludo

 

Suele pasar que algunos fantasmas que creemos guardados muy en lo hondo y hasta casi olvidados aparecen mediante cigarrillos de insomnio y Whisky amargo y el sol se tiñe de negro al hurgar donde ya creímos que no había nada. Un placer pasar por la exquisita melancolía viajera de su prosa,reciba mi más cordial saludo.

 

Muchas gracias, un abrazo fuerte

 

Ayyy Francisco subyuga esta bella prosa poética, bellas imágenes y metáforas adornan su contenido profundo y melancólico. Me ha encantado leerte. Besos con cariño y admiración....muáááá...

 

Sencillamente maravilloso, excelente narrativa que sumerje al lector en sus recuerdos y sentimientos. Mis aplausos a su trabajo. Un saludo.

 

muchas gracias... un abrazo fuerte

 

Que bella carta de amor. Su nombre es una banda de música, gracias por el bello momento al leerte. Mi saludo con mi felicitación por el reconocimiento.

 

La melancolía también se escribe, y llega con cada uno de los sentidos.
Cuando se "despertenece" una mirada los nombres pierden su contenido.
Todo un placer leerte este relato y muchas felicidades por tan merecido reconocimiento.
Un saludo señor Francisco.

 

Muchas gracias, saludos

 

Ando que a suspiro y suspiro ya parezco abanico…Ay pero que delicia es leerle, me queda estar nostálgica cuando le leo.

Abrazos y bendiciones y nunca se me muera, ¿por qué entonces con quién voy a llorar?