Desprogramación

Eternidades secas,
se desplazan por mis venas estiradas,

aún no saben que mi codicia me va a matar,

sueños vacíos,
y pesadillas repletas,

son síntomas,
de que mis deseos son veneno,

me oculto detrás de la luna,
me entienden mis sombras,
como el asesino del sol,

no logro auscultar
los latidos del universo,

todo me sugiere, mecánicamente,

que el universo pulula,
que toda vida sigue este destino,
que dios también ha de estar muerto,

me incendio entre verdades,

¿podré decirle al tiempo,
que no lo deseo contar?

mis adentros me desprograman.

 

Este poema expresa una lucha interna profunda, donde el deseo se convierte en veneno y la conciencia en una prisión. El yo poético se percibe desbordado por una existencia que fluye sin sentido, en un universo que parece funcionar sin alma ni propósito. El lenguaje revela cansancio, desencanto y una soledad que ni siquiera el tiempo logra consolar. La figura de Dios aparece ausente, quizá muerto, y el sujeto se siente desconectado tanto del cosmos como de sí mismo. Es una reflexión cruda sobre la fragilidad humana ante una realidad indiferente, donde incluso los sueños y el tiempo pierden su valor. El poema clama, silenciosamente, por liberación de una identidad que ya no se reconoce en lo que es ni en lo que siente.

Saludos cordiales