Después de.

Doce campanadas de iglesia
suenan a murmullos de silencio
ante majestad respeto
siempre serio el señor.

Señoritas recicladas
bien vestidas, señor.
Recogen sus escudillas
el óbolo de limosna
en su regazo de hábito
pago y dueño
de tu óbito, señor.

Siempre limpias
de ostia consagrada
...aseadas,
por si acaso en refrigerio
al cura se le fuese mano.

¡Ay! ...que cosquillas
vuestra mano sedosa señor
...que caricia
que feliz me siento ser atendida
con tanto amor.

 

Espléndida hermosura excelente de versos divinos.

 

Eres un monstruo de las artes escritas con el alma, que puedo decirte niño terrible. Un fuerte abrazo y otra vez gracias por tu presencia que llena y arrebata.

 

Interesante, grato leerte

 

Lo que esconde tanta fe.