Dibuja

Dibuja,
contornos de inmensa belleza,

dibuja,
lo que nadie podría admirar,

admira dibujando,
cada trazo que fluye por tu mente,

dibuja,
lo que escuchas todos los días,

marca en el papel las heridas de tu cuerpo,

haz que el cielo sepa quien ha de morir,

dibuja,
horrores de cuerpo y alma,

haz que cada trazo sea mensaje,

haz que cada mensaje sea infierno,

haz que todo infierno nunca se apague,

dibuja,
lo que la mayoría no puede dibujar,

teme,
cuando tu temor ya no te escuche,

siéntete,
solo, apartado,
como siempre,

entiéndete vacío,

y nadie te comprenderá.

 

El poema es una exploración profunda del arte como canal de expresión del dolor, la soledad y la incomprensión. Dibujar no es aquí un acto estético, sino un grito silencioso que plasma lo que no puede decirse con palabras: heridas, temores, vacíos. Se presenta el arte como refugio y condena, como espejo de una interioridad marcada por el sufrimiento y el aislamiento. Al final, el poema advierte sobre una desconexión tan radical con uno mismo que incluso el temor deja de responder. En esa incomprensión absoluta, la creación se vuelve un testimonio silencioso de una existencia que nadie puede —ni quiere— entender.

Saludos cordiales