Dragona.

Ella es mi vida.
Elegante y temida.
Dragón alado.
Dientes de oro. La domestico. Se multiplica. Pone huevos encima de las catedrales góticas.


Soy su Vikingo. Bigotes de plata. Orejas acabadas en punta. Trenzas pelirrojas.


Comemos hojas de tabaco. Mascamos colas de cocodrilo. Aletas de tiburón...
Bebemos agua del Mar. Nos bañamos en barro y lodo.
Nos besamos en el cuello; nos lamemos las barrigas.
Nos peleamos y abofeteamos una mejilla. Nos gritamos, en plena calle, el uno al otro.


Y me convirtió en tonto.


Desde entonces, cambio, y me transformo. Do, Re, Mi, Fa, Sol, La, Si, Do.
Santo, tonto, casto contundente o mago, marica, elegido-justo, rey, Paraíso de sublimación y obrero.
Es la metamorfosis de Kafka. Y adquiero un tamaño considerable: Enorme.
Íntegro, y no deforme. Por suerte... Soy dinámico y me acelero.


Si nos volvemos a encontrar, veré si ha aprendido a cocinar los alimentos, con su aliento.

 

Una secuencia que ha capturado mi atención y he disfrutado leer amigo...
Te abrazo con todo mi cariño...
Nancy

 

Gracias, Nancy.
Son bellos recuerdos de una novia que tuve, que era potente.
Pero me dejó a un lado.
Porque yo era sólo, un niño, aún.
He ido madurando y aprendiendo.
Y ahora, ya sé lavarme los dientes, con jabón.