Dúdame

Aunque estoy frente a tus ojos, dúdame.
Puedo ser un espejismo entre tantos otros,
una proyección que tramo en tu mente
por mi obstinada necesidad de que me existas.

Tócame. Revuélveme. Intenta desmenuzarme.
¿Qué soy, qué puedo ser entre tu tacto?
¿Me disuelvo, me quiebro o me evaporo?
¿Te quemo, te como, te cuento los dedos?

Fuera de tu idea soy más frágil, pero cierto
por sentirme en la certeza de tus manos
fidedigno, constatado, expandido a un límite
que nos trasmina, nos reúne y nos somos.

29 de septiembre de 2025​

 

Incertidumbre y apuesta. Inteligencia. Ojalá pudiera uno hablar abiertamente de las espinas-dagas que lo pueblan. Tu poema va lejos, hermano, va hacia el riesgo, tal vez el fuego de la sinceridad. ¡Que el verso sea contigo!

 

Y esa infundada costumbre de no dar
el beso por sentado, la bala
por perdida, el amor por muerto.
Y luego el viento, el miedo en la cara,
cuando la función- hilarante o trágica- es más real que el mismo público.

Gracias por compartir tus versos, amigo Pedro, como quién trasluce
los ingredientes de un sortilegio.

Va un abrazo desde la República Oriental.

 

Ah, que bello. Hasta no sentir, no creer. Un gusto leerte.

 

Cosa extraña, fantástica... es un mundo lo que uno crea para habitar/se, para que nos existan y sean; para ser, juntos.

Fuaaa, tremendo loco (lindo) que sos, pero así te quiero: loco, baboso al mil y pinchelirico. Ah, y enamorao re .

Abrazo, chanclazo y un shot de insulina.

 

Muchas gracias, mi valedor César, por llegar hasta aquí, por tu lectura y tu tremendo comentario.
Que la poesía te acompañe siempre.
Un abrazo.

 

Con comentarios así da gusto gastar horas de la madrugada en estos empeños. Muchas gracias, carnalito Nico, por aumentar el valor de estas líneas con tu siempre grata presencia.
Y, a huevo, va un abrazo a esa tierra fecunda de letras que solo en sueños he mirado.

 

No es que sea yo desconfiado de lo que veo, es que practico la duda cartesiana y hay fenómenos que se aprecian mejor con las manos, obvio, ja, ja.
Muchas gracias, compatriota y amiga Luciana. Te dejo un gran abrazo.

 

Ya sabes que la insulita está re cara -farmacéuticas hijas de su tal por cual- y me gusta cuidar de ti luego de la diabetes que te causó el atiborrarte de ese pastelote re envinado de cien kilos con forma de Godzillo llorón. ¡Qué gran corazón el mío! Ya quiero que me beatifiquen para empezar a hacer milagros. Ya me vi: San Pedrito de las Rodillas Raspadas. XD
Bueno, pero ya fue. ¿Ya invitaste a ver Netflix a ya sabes quién? No te duermas, mi reina, porque luego te comen el mandado y chillas, ja, ja.
Abrazo re, Rominovna. Te quiero, conchuda.